LOS SEDICIOSOS DESPERTARES DE LA ANARQUÍA

Daniel Barret

EL MAPA DEL DESPERTAR EN AMÉRICA LATINA

(Versión provisoria, presentada como borrador, seguramente desprolija, condenada a una desactualización permanente, candidata a sufrir de inmediato una indefinida cantidad de impugnaciones y con numerosos y eventualmente gruesos errores que ni siquiera hemos sido capaces de localizar totalmente, pero cuyas conclusiones generales, en forma de comentarios finales, aparecen como sospechosamente pertinentes y en tanto corolario que estamos dispuestos a fundamentar y defender. Sin perjuicio de esto último, la versión que aquí presentamos está voluntariamente destinada a que cualquiera pueda realizar en ella las tachaduras, borrones y correcciones que mejor se avengan con sus propios entendimientos del asunto y con sus intransferibles objetivos. Esperamos que así ocurra, puesto que lo que ahora se ofrecerá no es una obra sino una herramienta)

LISTA DE NUCLEAMIENTOS, ACTIVIDADES Y PRESENCIAS LIBERTARIAS

(Lista original preparada por los compañeros de la Comisión de Relaciones Anarquistas de Venezuela, presentada aquí con criterios propios de agrupamiento. La última actualización de esta lista está fechada en diciembre de 2002; la que, desafortunadamente, llegó a nuestras manos cuando nuestro trabajo de ordenamiento ya estaba pronto y sólo nos restaba perpetrar las glosas marginales y los comentarios finales correspondientes. Los límites de tiempo establecidos para la presentación de este trabajo nos impidieron realizar los chequeos que hubieran resultado imprescindibles, de modo que aquí manejaremos la versión de mayo de 2002 de la lista mencionada)

Poner pie en la playa virgen, agitar lo maravilloso que duerme,

sentir el soplo de lo desconocido, el estremecimiento de una

forma nueva: he aquí lo necesario. Más vale lo horrible que

lo viejo. Más vale deformar que repetir. Antes destruir que

copiar. Vengan los monstruos si son jóvenes. El mal es lo que

vamos dejando a nuestras espaldas. La belleza es el misterio

que nace.

Rafael Barret

No reniego de mi origen,

pero digo que seremos

mucho más que lo sabido,

los factores de un comienzo.

Gabriel Celaya

REFLEXIONES PRELIMINARES Y DECLARACIÓN DE INTENCIONES

Un deseo o un objetivo o un anhelo básico, apremiante, de urgida palpitación y que tiende a volverse obsesivo, ha animado la confección del listado que aquí se presentará: ofrecer el sustrato informativo mínimo e imprescindible para el establecimiento de redes de relación libertarias en América Latina; incluyendo ahora impropiamente también en dicho espacio conceptual -aunque sólo en tanto intención de futuro como luego tendremos oportunidad de señalar por la vía del lamento- a aquellos países cuyas lenguas, oficiales o extra-oficiales, no son de origen latino, pero cuentan en cambio con una proximidad geográfica que los vuelve tentadores compañeros de ruta. Si bien no podremos extendernos demasiado aquí sobre el punto cabe decir, a modo de aperitivo, que esa promesa, esa posibilidad, ese anuncio de redes anarquistas latinoamericanas sería, en su eventual concreción, algo así como la expresión contemporánea de lo que en su momento fueran la Asociación Continental Americana de Trabajadores y la Comisión Continental de Relaciones Anarquistas; realizaciones orgánicas regionales, una y otra, de las dos configuraciones básicas que el anarquismo como movimiento histórico ha presentado hasta el momento: el anarcosindicalismo y el “especificismo”. Estamos ahora frente a un tiempo nuevo y ya considerablemente lejano de los escenarios históricos que dieron lugar y justificación a esas realizaciones orgánicas regionales: un tiempo que no parece recomendar la repetición textual de nuestros viejos diagramas de organización y acción sino que exige de nosotros un enorme esfuerzo de re-elaboración en el campo de la teoría y de la práctica. Un tiempo también en el que, afortunadamente y sin ningún lugar a dudas, nos vemos colocados ante un nuevo despertar de las tensiones, inquietudes y algaradas libertarias al que América Latina no ha sido ajena; y que, por esa misma razón, se nos presenta como especialmente propicio para afrontar nuestras asignaturas pendientes, nuestras materias sin rendir, nuestras tareas postergadas, y ubicarlas en el contexto que ahora les corresponde. Este listado, entonces, puede y debe ser leído e interpretado como el mapa regional, seguramente incompleto, tentativo y algo más que provisorio, de ese despertar; y también como la guía actualmente disponible de aquellas referencias básicas a través de las cuales esa exigencia de renovación y puesta a punto busca los soportes de carne y hueso, individuales y colectivos, que le den respuesta y satisfacción.

Digámoslo nuevamente; ahora desde un punto de vista complementario. En Los sediciosos despertares de la anarquía, nos manejamos con una convicción básica: el anarquismo como propuesta revolucionaria radical experimenta un resurgimiento fuerte que fue incubándose de diferentes modos a lo largo de la década de los 90 y que “oficializa” ese espontáneo e inesperado auge, a los ojos del mundo y del propio movimiento que lo encarna, fundamentalmente a partir de las grandes movilizaciones de Seattle, a fines de 1999 y en ocasión de la reunión de la Organización Mundial de Comercio. La percepción de este nuevo auge, sin embargo, no debería agotarse en su mera constatación triunfalista sino que reclama distinguir y destacar algunos elementos que es necesario atender. En primer lugar, este resurgimiento dista de ser homogéneo y no se presenta con la misma fuerza ni los mismos rasgos en las distintas regiones del mundo; el fenómeno no se expresa de idéntica forma en Europa continental, en los países anglosajones -incluyendo Australia y Nueva Zelanda-, en América Latina o en Africa y Asia -lugares, estos dos últimos, donde parece, por razones casi obvias, ser considerablemente más débil o presentar, en algún país, el carácter de novedad histórica absoluta. En segundo término, nuestro despertar se manifiesta a través de múltiples ejes y no todos los agrupamientos surgen y evolucionan a partir de entendimientos comunes sino que, antes bien, parecen adoptar siluetas diversas luego de haber afirmado su lejano origen compartido. Por último, la propia configuración de este nuevo florecimiento está planteando implícitamente una ardua labor de comprensión y acercamiento que permita re-elaborar el sustento teórico-ideológico que lo justifica y que, a su vez, habilite darle al mismo desarrollo y profundidad. El establecimiento de un denso tejido conectivo, de múltiples redes provisorias, superpuestas y de prioridades intercambiables, que potencien y amplifiquen nuestras posibilidades, que liberen las capacidades de diálogo y entendimiento, que abran espacios de actuación conjunta, parece ser la herramienta más apropiada a nuestro escenario histórico. El objetivo de este trabajo, entonces, será también producir una primera aproximación a las condiciones materiales de esa posibilidad, de esa necesidad y de esa urgencia, ciñéndonos estrictamente a los mensajes que ya es factible descifrar en el espacio latinoamericano. En tanto ésa es la idea básica, nos hemos permitido aprovecharnos, a nuestro modo y según nuestras propias intenciones, de unos resultados, de una sudoración y de unos años de indagación empírica que no nos pertenecen y que son un mérito exclusivo de los compañeros venezolanos de la Comisión de Relaciones Anarquistas (CRA) -especialmente de Nelson Méndez y Alfredo Vallota, que ya ofrecieran valiosos anticipos parciales en la misma dirección contenidos en las sucesivas versiones de su Bitácora de la Utopía-, que hoy persisten en su propio esfuerzo y seguramente habrán de superarlo, tal como se anuncia, a través de la confección de un catálogo anarquista latinoamericano. Esa lista original de la CRA es bastante más nutrida que la que aquí se presentará y sigue siendo una herramienta insustituible para cualquiera que pretenda orientarse -con los fines que sea- a investigar la presencia anarquista en Internet y en lengua castellana, mientras que, de nuestra parte, nos hemos limitado a simplificarla, reducirla y ordenarla según las tareas que nos definiéramos anteriormente. La lista original de la CRA -en su versión de mayo de 2002, que es la que nosotros habremos de manejar- consta de un total de 556 direcciones web con posibilidad de lectura en castellano, distribuidas en cinco capítulos y con un orden interno según el criterio alfabético. Del total de referencias, 275 tienen su sede en la península ibérica, 206 en América Latina, 28 en Norteamérica, 31 en el resto de Europa y 16 revistan en una suerte de categoría residual -“Otros y de origen no identificado”. Cuando decimos que la confección de dicha lista es un “mérito exclusivo” de los compañeros venezolanos, no se nos escapa que seguramente los mismos recibieron múltiples respaldos informativos a su esfuerzo de recopilación, pero ello no puede ir en desmedro de una tarea y de unos logros monumentales que -hasta donde llega nuestro conocimiento- no cuentan con antecedentes de ese porte ni equivalentes en otros ámbitos idiomáticos. Pero, a nuestros efectos -que no guardan una relación necesaria con la investigación en torno a la presencia anarquista en Internet ni se reducen a la lengua castellana-, no podemos menos que distorsionarla en grado extremo y acomodarla a fines que seguramente son coincidentes pero que adoptan otro formato de presentación. Siendo así, las amputaciones sufridas por la lista original han sido drásticas y caudalosas. Por lo pronto, no manejaremos aquí las direcciones sino que nos interesará dejar constancia de las presencias en sí, al tiempo que suprimimos todas las referencias localizadas en territorio español y también todas aquellas que -aun cuando el castellano sea su lengua fundamental y originarios de estas tierras sean sus autores o sus temáticas- tienen su sede fuera del espacio geográfico latinoamericano.1 Contrariamente, nos hubiera gustado contar con la paciencia y los conocimientos de que sí dispone la CRA para aportar referencias imprescindibles como sin duda lo son las procedentes de Brasil, de las que aquí sólo podremos hacer una muy pálida reseña de nuestra propia cosecha que para nada se corresponde con la proliferación real de grupos y publicaciones. Más ambiciosamente todavía, también podríamos decir que las intenciones de nuestra propia lista seguirán sin verse totalmente satisfechas hasta tanto no se incluyan referencias en francés procedentes de Haití o de la Guayana respectiva -en la que, se sabe, existen militantes, de la Federación Anarquista Francófona- o, incluso, de los países caribeños de lengua inglesa; unas ausencias que, momentáneamente, ni disimularemos ni dejaremos de lamentar. Esta mención, que ya se ubica decididamente fuera del campo de las lenguas latinas, puede ser especialmente útil para recordar, reformular y reafirmar el quimérico objetivo del presente listado: el planteo de una guía básica de referencias para la construcción de redes anarquistas en esta región del mundo.

Por añadidura, y ahora no por razones territoriales, hemos purgado también la lista de buena parte de aquellas referencias -verificables en el listado original a través de las correspondientes páginas web y direcciones electrónicas- que pueden ser entendidas como afines o familiares a nuestras posiciones pero que no participan enteramente de ellas. Esa “exclusión”, obviamente, no está alentada por el sectarismo ni por el cultivo de una ortodoxia estricta en la que no creemos. En su lugar, en tanto entendemos que el manejo de nuestra propia lista debería orientarse a un intercambio más estrecho y más acotado y, eventualmente, a la producción de algún tipo de consecuencia organizativa específicamente anarquista, parece preferible que tales cosas queden reservadas -al menos inicialmente- a círculos de mayor intimidad y de acuerdo a los trazados más definidos que cada cual quiera darles. De todos modos, tanto en éste como en cualquiera de los casos restantes, nunca dejará de ser altamente recomendable recurrir al listado original de la CRA, en el entendido de que la tendencia hacia la exhaustividad quedará allí plenamente preservada.

Otros cambios operados en nuestra lista con respecto a la original de la CRA han consistido en dar de baja también a aquellas referencias cuyas direcciones hemos constatado no se mantienen, ya sea por cambios en los servidores utilizados ya por la mera desaparición de esa presencia particular.2 Nada de ello debería ser extraño si sabemos que tenemos frente nuestro un atlas de los anarquistas y que, por lo tanto, no habrá de parecerse a una inmutable cartografía de ríos y montañas: en nuestros mapas, los cursos de agua estarán siempre buscando los lechos que les resulten más apropiados y las elevaciones pueden transformarse en eruptivos volcanes que cambian su propio aspecto e incendian su alrededor. En nuestra lista hay, entonces, desapariciones y, en compensación, también habrá algunas -muy pocas- referencias que no fueron detectadas por el listado de la CRA. Debe quedar claro, no obstante, que nuestra intención no es ni cuenta con los medios para ser competitiva con el mismo y que el trabajo de los compañeros venezolanos seguirá siendo holgadamente una cuidada labor de orfebres y de pioneros de la que todos nos hemos servido y seguiremos haciéndolo.

En el contexto de trabajo que nos hemos definido, entonces, cabe decir también que el tendido de redes se plantea en diferentes planos; planos que se superponen y se imbrican entre sí. Los criterios de presentación del listado, por lo tanto, deberían ser múltiples y hemos intentado conducirnos según ese principio. Sin embargo, la tarea de presentar tantos listados como dimensiones imaginables haya nos resulta abrumadora y, por ello, hemos elegido tres ejes que, sin ser los únicos, seguramente revistan entre los más importantes. El primer eje podría concebirse como el que se corresponde con el perfil o el porte organizativo en presencia; el segundo será una muy incompleta aproximación a las eventuales afinidades de concepción o temáticas que actualmente pueden rastrearse; y el tercero, mientras tanto, se explica por sí mismo y sólo intenta reunir las distintas referencias según el país que las acoge. Tales cosas permitirán tener -así lo esperamos- una idea panorámica sobre la situación del movimiento anarquista en América Latina y su desarrollo presente desde diferentes ángulos de observación. Al mismo tiempo, esta triple presentación pretende insinuar también, subrepticiamente y no tanto, un supuesto que mucho nos gustaría acaudalar y es el de que no sólo puede formarse una red latinoamericana sino tantas como sean necesarias y según criterios superpuestos cuyas discriminación y prioridad respondan a diferentes cálculos de oportunidad, de posibilidad y de deseo; algo que, en los hechos, ya ha comenzado a insinuarse de ese modo.

Pero, pasemos de una buena vez a cada una de esas clasificaciones y dejemos la aclaración de los criterios sucesivos y complementarios a los momentos en que ello resulte específicamente oportuno.

1.- CLASIFICACIÓN SEGÚN PERFIL O PORTE ORGANIZATIVO

Ordenar este listado según lo que hemos llamado perfil o porte organizativo se nos aparece como una necesidad, pero en modo alguno resulta ser algo automáticamente evidente sino que requiere de cierta fundamentación. Por lo pronto, parece claro que el grado de incidencia de las propuestas anarquistas debe guardar algún tipo de relación con el ámbito de actuación que definen para sí los agrupamientos libertarios propiamente dichos. Primariamente, y sin perjuicio de otras consideraciones que en algún momento habrá que hacer, podemos suponer que la incidencia será tanto mayor cuanto mayor o más abarcativo sea el nivel de actuación que el agrupamiento en cuestión haya definido como de su incumbencia. Por esa razón, entendimos oportuno conducirnos según un cierto degradé que fuera desde aquellas organizaciones que se extienden efectivamente a lo largo de un territorio nacional dado, o tienen la intención de hacerlo, hasta esa forma mínima de organización que es todo individuo dispuesto a realizar al menos una labor de difusión inmediata de las concepciones libertarias.

Así encontraremos, en un extremo, organizaciones con pretensiones de alcance nacional mientras que, en el otro, habremos de toparnos con páginas web unipersonales -adquisición ésta absolutamente actual, que la tecnología moderna ha puesto a disposición de los más voluntariosos y de los más creativos en el manejo de este medio en particular. Más allá de cada uno de esos límites veremos abrirse unos espacios todavía nebulosos pero insinuantes: por “encima” de las organizaciones de alcance nacional parece configurarse un terreno de encuentros, jornadas, seminarios, canales de discusión y redes en los que furtivamente se reunen libertarios de un mismo país o de varios -o, al menos, se abrió y se abre la posibilidad para que así sea- y por “debajo” de las páginas web individuales veremos cómo algunos anarquistas o simplemente simpatizantes y curiosos realizan una provechosa labor de irradiación y rescate con artículos unitarios que satisfacen algunas necesidades nucleares de información y divulgación.3

No obstante, es de tener presente que, si los extremos funcionan bastante bien en el plano conceptual, lo hacen considerablemente menos en el plano de sus materializaciones concretas. Del mismo modo, las situaciones intermedias no pueden dejar de plantear sobresaltos e incongruencias que nos resultaron insalvables; como ocurre casi toda vez que se intenta presentar en forma simplificada y fácilmente comprensible una realidad que resulta ser infinitamente más compleja.

Algunos ejemplos tal vez permitirían ahora ilustrar en forma más acabada las dificultades de construcción y ordenamiento del listado, pero preferimos ir haciendo las aclaraciones que correspondan en el momento de enfrentarnos con cada nivel de actuación. De ese modo, esperamos justificar la pertinencia de este ordenamiento y ofrecer una visión panorámica cuyas derivaciones habremos de comentar sobre el final de este trabajo.

1.1.- Coordinaciones, redes, encuentros, agencias de noticias, listas de correo, canales de discusión.

Las pulsiones y compulsiones epistolares de Bakunin seguramente son un lejano antecedente de este territorio de fusiones libertarias. Las errabundas existencias de Líber Forti y de Víctor García, tejiendo telarañas compañeras por los caminos de América, son también un ascendiente entrañable; ahora más familiar, más próximo y con latidos que todavía podemos sentir. La quimera de la conspiración universal -es decir, el deseo de respirar juntos, acompasadamente y entre iguales- encuentra aquí su lugar natural de despliegue. Pero, además, nuestro tiempo ha querido que las cosas no se limiten ya a correos que demoran meses en llegar o emisarios que tardan otros tantos en volver. Ahora, las posibilidades se han multiplicado, los espacios se han reducido y el tiempo se ha vuelto un ejercicio de simultaneidad. Este territorio de proteica plasticidad probablemente sea una de las principales vertientes expresivas de este nuevo despertar anarquista y en él se incuban, con toda certeza, algunas de nuestras mejores y más ambiciosas apuestas de futuro.

Si es que en alguna parte existe con mayor fuerza o capacidad de insinuación la posibilidad de redes libertarias latinoamericanas, ello seguramente acontece a este nivel. Sin embargo, el carácter inicial de nuestra indagación no nos permitirá ahora más que una lista brevísima de menciones que seguramente habrá de estar muy por debajo de la cantidad de acontecimientos o de logros organizativos que aquélla querría resumir.

1) Anarqlat (Red transnacional de intercambios por medio de correo electrónico, administrada desde Venezuela); 2) Agencia de Noticias Anarquistas (con sede en Brasil); 3) Red Venezuela-Colombia-Ecuador;4 4) Coordinadora Anarquista Latino Americana (Cono Sur); 5) Red de Enlaces del Movimiento Anarquista (Argentina); 6) Erbreli-Canal libertario de información (Argentina); 7) Kanal #Anarquismo (Chile); 8) Encontro Internacional de Cultura Libertária (Brasil); 9) Encontro Anarco-Punk (Brasil); 10) 1as. Jornadas Anarquistas de Porto Alegre (Brasil); 11) 1er. Encuentro Anarquista o Jornadas Libertarias (Bolivia);5 12) Jornadas Magonistas 100 años de REGENERACION (México).

1.2.- Organizaciones de alcance o de pretensión nacional

En principio, no nos ha sido posible en todos los casos calibrar realmente el alcance nacional de un agrupamiento dado, razón por la cual adoptamos como criterio alternativo el de su denominación, entendiendo que la misma delata, aproximadamente, una cierta vocación implícita por el ámbito de actuación. Por tal motivo, salvo que el conocimiento existente revelara lo contrario, hemos optado por considerar como agrupamientos de alcance nacional o con intención de tal a aquellos que en su denominación incorporan los vocablos “federación”, “organización”, “movimiento”, “coordinadora”, “red” o equivalentes por el estilo; siempre y cuando no estén acotados por una referencia regional o local expresa. El criterio es, por supuesto, harto discutible y puede provocar más de una sorpresa: así, quizás sea posible encontrar agrupamientos con vocación de alcance nacional que tengan menos militantes e incidencia social que otros no tan ambiciosos pero más activos y fecundos en el mismo país. Sin embargo, creemos que de esta forma es posible ofrecer una idea sobre la auto-percepción que un agrupamiento dado tiene de sí mismo y sobre el carácter acabado o provisorio que se ha auto-conferido a punto de partida.

Aún así, nada de ello nos habilitará a ser optimistas en cuanto a la unidad real de los anarquistas de un país dado. Más allá de las denominaciones elegidas y del ámbito de actuación que pueda haberse definido, es un hecho perfectamente constatable que ninguna de las organizaciones que aquí se mencionarán puede considerarse como ampliamente representativa de las diferentes corrientes existentes en ese lugar y algunas veces tampoco de la concepción particular a la que pertenece. Antes bien, como principio general será necesario tener presente que en ningún país latinoamericano parece haberse procesado todavía una unidad completa,6 cualquiera sea la forma orgánica que ella adopte o la concepción particular de la cual se nutra. Esta ausencia de instancias comunes estables y reconocidas consensualmente como vitales es, precisamente, una de las carencias en las que más cabe insistir, uno de los tantos indicios que delatan nuestras insuficiencias de elaboración y también la excusa mayor en la cual se apoya el planteo de construcción de redes nacionales e internacionales amplias y sin exclusiones.

1) Federación Obrera Regional Argentina7; 2) Federación Libertaria Argentina; 3) Organización Socialista Libertaria (Argentina); 4) Organización Revolucionaria Anarquista-Juventud Anarquista Revolucionaria (Argentina); 5) Organización Anarquista Libertad (Argentina) 6) Punks Unidos por la Libertad (Argentina); 7) Punks Unidos (Argentina);8 8) AUCA Socialismo Libertario (Argentina); 9) Federación Anarquista Uruguaya (Uruguay); 10) Organización Libertaria Cimarrón (Uruguay); 11) Congreso de Unificación Anarco Comunista (Chile); 12) Organización Libertaria ¡Ja! (Chile); 13) RIZOMA - Coordinadora de Acción Libertaria (Chile); 14) Koordinadora Libertaria (Perú); 15) Movimiento Social Anarquista (Colombia); 16) Coordinadora Banderas Negras (Colombia); 17) Amigos de la AIT (Colombia); 18) Amigos de la AIT-Comisión de Relaciones Anarquistas (Venezuela);9 19) Organización Anarquista Comunista (Costa Rica); 20) Juventud Antiautoritaria Revolucionaria (México); 21) Coordinadora Apoyo Mutuo (México); 22) Movimiento Libertario Cubano en el Exilio (Cuba).

1.3.- Organizaciones de alcance regional o local

En este caso, hemos reunido en la categoría a aquellos nucleamientos que, en su denominación, incorporan una referencia regional o local restringida. Hemos interpretado que tal cosa está insinuando su vocación y sus eventuales trabajos en torno a la constitución de una realidad orgánica que tarde o temprano acabe por integrarlos; aproximadamente en el mismo sentido en que la Federación Anarquista Milanesa forma parte de la Federación Anarquista Italiana. Al mismo tiempo, los hemos ubicado por encima de las agrupaciones de base bajo el supuesto de que, en general, habrán de contar con un radio de actuación más amplio y más ambicioso. Es de tener en cuenta, como ya lo dijerámos, que la aplicación de nuestro criterio de ordenamiento de mayor a menor sólo da cuenta de las articulaciones posibles y del grado de completitud o no que un nucleamiento libertario se confiere a sí mismo. En los hechos, es probable que uno o varios de estos nucleamientos de alcance regional cuenten con mayores caudales militantes e incidencia social que alguna de las organizaciones que tienen asignado un alcance nacional expreso. Del mismo modo, es probable también que una o varias de las agrupaciones de base cuenten con un porte real que esté por encima del que asignaremos en nuestra escala a estos agrupamientos regionales.

1) Federación Anarquista Gaúcha (Brasil); 2) Federación Anarquista Cabocla (Brasil); 3) Federación Anarquista da Baixada Santista (Brasil); 4) Pro-FORGS/COB (Río Grande do Sul-Brasil); 5) Pro-FOSP/COB (San Pablo-Brasil); 6) Ñuñoa Rebelde y Libertaria (Chile); 7) Solidaridad Obrera-AIT Concepción (Chile); 8) Juventudes Libertarias (Sucre-Bolivia); 9) Quilombo Libertario de Santa Cruz-Movimiento Anarko Punk (Bolivia); 10) Colectivo Gritos (Tarija- Bolivia);10 11) Consejo Indígena Popular de Oaxaca "Ricardo Flores Magón" (México).

1.4.- Agrupaciones varias

Mientras tanto, cuando la denominación no delata ninguna restricción geográfica pero resulta evocar otro tipo de portes organizativos -como lo harían, por ejemplo, los términos “agrupación”, “grupo”, “núcleo”, “banda” o simplemente “colectivo”- nos hemos limitado a colocar al agrupamiento en cuestión en un nivel “inferior”. No obstante, estamos lejos todavía de haber resuelto los problemas que el criterio clasificatorio habrá de seguir planteándonos. Por lo pronto, es discutible también que una agrupación cualquiera tenga siempre un porte organizativo “superior” que el de una publicación, siendo que bien podemos encontrarnos realmente con situaciones que rompan esa “lógica”. De todas maneras, una vez más hemos entendido que, cuando un agrupamiento se auto-percibe a sí mismo como algo más que el órgano de prensa que lo expresa, está reflejando implícitamente una vocación en cuanto a sus campos de actuación que va más allá del mismo. Sin embargo, hemos ubicado a este nivel a las bandas de rock, por entender que no constituyen exactamente el equivalente musical de un medio gráfico sino que habitualmente están rodeadas de un entorno más amplio que el de sus componentes en sentido estricto y cuentan con un tipo de irradiación que las vuelve más próximas a las agrupaciones que a las publicaciones. No obstante ello, no se nos escapa que este criterio también ofrece un margen cierto para la objeción y la polémica. Es de hacer notar, además, que la premura en culminar este borrador ha impedido que incorporáramos al listado las agrupaciones de Brasil, por cuanto no nos quedaba enteramente claro su carácter; un inconveniente que nos acontece nada menos que en el país en el que bien puede sospecharse que existe una mayor proliferación de nucleamientos libertarios de base. Con ello, y también por otras razones, queda implícitamente reconocido que la lista que inmediatamente se presenta cuenta con el muy probable error por defecto de algunas decenas de agrupaciones.

1) Grupo Anarquista Libertad (Argentina); 2) Crotos Libres (Argentina); 3) Cruz Negra Anarquista Buenos Aires (Argentina); 4) Resistencia Activa - banda de rock (Argentina); 5) Vitamina A (Argentina); 6) Grupo de Estudios y Acción Libertaria (Uruguay); 7) Ateneo Heber Nieto (Uruguay); 8) Agrupación Anarquista Kardo Negro (Uruguay); 9) Ecocomunidad del Sur (Uruguay); 10) Colectivo Germinal (Chile); 11) Zoociedad Anarkista (Chile); 12) La Tojpa Anarka (Bolivia); 13) Kolectividad Libertaria (Bolivia); 14) Acción Rebelde (Bolivia); 15) Resistencia Anti-Estatal (Bolivia); 16) @lter (Bolivia); 17) Mujeres creando (Bolivia); 18) Grupo de Lucha Proletaria (Perú); 19) Autonomía - grupo de rock (Perú); 20) Generación Perdida - banda de rock (Perú); 21) Colectivo Yacta Runa (Perú); 22) Resistencia anarcopunk (Perú); 23) Reincidiendo por la Libertad - colectivo anarquista (Ecuador); 24) Colectivo Alas de Xue (Colombia); 25) Anomia - banda de punkrock (Colombia); 26) Isachishacta - Mujeres Libres (Colombia); 27) AnarkoPunk Caracas (Venezuela); 28) Apatía No - Banda de rock (Venezuela); 29) Los Dolares - banda de rock (Venezuela); 30) Colectivo Anarquista Libertad y Solidaridad (Costa Rica); 31) Cruz Negra Anarquista (Costa Rica); 32) Amor y Rabia (México); 33) Colectivo Anarko Punk "Aktitud y Lucha" (México); 34) Colectivo Media Luna Negra Anarquista (México); 35) Estudiantes Libertarios (México); 36) LA HUELGA - Organización de Propaganda Sindical Mártires de Cananea (México); 37) Fallas del Sistema - rock anarcopunk (México); 38) Cooperativa Libertaria Cultura Libre (México); 39) Libertad - Cruz Negra Anarquista (México); 40) Libertari@s de México - Colectivo Cambio Radical, Unidad Punk Libertaria y Mujeres Libertarias; 41) Subversiv@s (México); 42) La Web de Stress - banda de rock (México); 43) Uno Menos (México); 44) Kolectivo Alternativa Libertaria (Puerto Rico); 45) Rugitus Anarkus (Puerto Rico); 46) La Barba de Bakunin (Puerto Rico).

1.5.- Publicaciones regulares (o no)

¿Alguien puede dudar que la primera idea que surge de una reunión inicial de dos o más anarquistas es la de poner en la calle una publicación escrita cuya periodicidad habrá de quedar permanentemente en suspenso? Siendo así, no es extraño que una publicación centenaria como La Protesta renueve su vigencia y que una pléyade de nuevos intentos inunden de papel y tinta -negro sobre blanco, inacabables verborragias libertarias- las áridas selvas de cemento latinoamericanas. Una constelación inabarcable de recientísimas publicaciones se encarga una vez más de transmitir palabras de inconformismo y rebeldía. A ellas se agregan ahora algunos medios que no eran tan frecuentados o no estaban tan disponibles en las décadas pasadas: las páginas web y las radios piratas.11 La lista que aquí se presenta debe ser, con absoluta certeza, un reflejo pobrísimo de todo lo que los anarquistas puedan estar haciendo en estos momentos a lo largo y a lo ancho de América Latina. Ya hemos dicho que aquí no habremos de incluir -para evitar redundancias y duplicaciones- a los órganos de prensa de los agrupamientos mencionados con anterioridad. A ello habrá que agregar que tampoco hemos tenido el tiempo y la paciencia suficientes para hacer un rastreo medianamente expresivo de lo que pueda estar ocurriendo en ese país decisivo que es Brasil. Además, debe recordarse que el listado original se basa en las páginas web existentes; razón por la cual no registra la muy probable constelación de fanzines improvisados y episódicos o relativamente regulares y de cuidada elaboración que se deben estar editando en este momento. Por lo tanto: ¿será una exageración sostener que el breve listado que sigue es apenas la mitad, la tercera o la cuarta parte de las protestas anarquistas escritas, cantadas o simplemente habladas que circulan en nuestro continente?

1) La Protesta; (Argentina); 2) A DESALAMBRAR (Argentina); 3) Novae Libertatum (Argentina); 4) EL ÚNICO (Argentina); 5) TU LIBERTAD zine (Argentina); 6) Mentes Precoces, Futuros Prósperos (zine, Argentina); 7) REACCIÓN LOGICA e-zine (Argentina); 8) BISAGRA (Uruguay); 9) Alter (Uruguay); 10) MILFUEGOS (Uruguay); 11) Autonomía (Brasil); 12) Bandera Negra (Paraguay); 13) Cristianismo Libertario (Bolivia); 14) El Radikal (Bolivia); 15) Anarquía.cl (Chile); 16) Anarquía y una rosa (Chile); 17) Bomber (Chile); 18) Nueva Era zine (Chile); 19) Nuevo Extremo e-zine (Chile); 20) El Movimiento (Chile); 21) Música para la resistencia (Chile); 22) BARRICADA - zine - (Perú); 23) LO KE KEDA zine (Colombia); 24) EL LIBERTARIO (Venezuela);12 25) Naufrago de Ítaca (Venezuela); 26) ¡Viva Tierra y Libertad! (México); 27) ADIXION e-zine (México); 28) AUTONOMÍA - periódico (México); 29) DICIDENCIA - zine (México); 30) Resistencia Civil (México); 31) EskiZofréNikO ParAnóicO zine (México); 32) La Página Libertaria (México); 33) Radio Kehuelga (México); 34) Radio Sublevarte (México); 35) Basada en la Anarquía: Revolución Organizada (México); 36) Colectividades contra la globalización (México); 37) Cos@ Nostr@ (México); 38) Música Libertaria y Anarco Punk (México); 39) Oveja negra / skapunk libertario (México); 40) DISPOSITIVO ALTERACION MENTAL Zine (Puerto Rico).

1.6.- Centros de estudios, editoriales, bibliotecas, clubes de cine y distribuidoras

Es discutible también que hayamos colocado por “debajo” de las publicaciones estables a los centros de estudio, las editoriales y las bibliotecas. Sin embargo, preferimos hacerlo así para mantener la coherencia relativa del criterio y los objetivos de este trabajo en su conjunto. Si se recuerda, entonces, que ese objetivo consiste en presentar un panorama de las realizaciones organizativas anarquistas en el continente latinoamericano y en estudiar la posibilidad de tender redes entre las mismas será lícito que nos manejemos en este caso con un “prejuicio”. Ese “prejuicio”, entonces, consiste en el supuesto de que las publicaciones estables -independientemente de su regularidad- han estado normalmente pensadas para difusiones más masivas, más repentistas y de carácter más agitativo que los centros de estudio, las editoriales y las bibliotecas; incluso reconociendo que los recursos necesarios para la puesta en funcionamiento de éstos y su propia complejidad organizativa son generalmente mayores. En ese sentido, y aun cuando no siempre haya sido tal como lo sostenemos, hemos preferido simplificar nuestros devaneos y considerar que, al menos tendencialmente, una publicación estará expresando una realidad organizativa “superior”. Por añadidura, hemos incorporado aquí algunas novedades en las que se ha comenzado a incursionar: ahora también el soporte de las proclamas libertarias genera agrupamientos cuya labor de irradiación se realiza a través de discos compactos y de videos.

1) Biblioteca José Ingenieros (Argentina); 2) Biblioteca Alberto Ghiraldo (Argentina); 3) Editorial Nordan - COMUNIDAD (Uruguay); 4) MI NARANJO EN FLOR zine y En Flor distribuidora (Uruguay); 5) Biblioteca Luce Fabbri (Uruguay); 5) Arquivo de História Social Edgar Rodrígues (Brasil), 6) Bienvenido a nuestra biblioteca - Colectivo Anticopyright (Chile); 7) La Otra Visión zine (Chile); 8) Noseke Records (Venezuela); 9) Biblioteca de Crítica y Alternativas Radicales (México); 10) Biblioteca Social Reconstruir (México); 11) Biblioteca Virtual del Ateneo Cibernético Antorcha (México); 12) Ediciones Antorcha (México); 13) Estajanovismo Records (México); 14) Cine Club Jean Vigo (México).

1.7.- Páginas unipersonales

Las páginas web unipersonales, mientras tanto, no parecen ofrecer mayores problemas interpretativos y no habrá inconveniente en situarlas en el (pen)último peldaño de nuestra escala. Ello no conspirará, por supuesto, contra el elemental reconocimiento que se impone a quienes, con los recursos tecnológicos disponibles y con la fuerza individual que se requiere para transitar una ruta permanentemente condenable desde el poder, han liado sus bártulos para emprender en solitario el iracundo viaje de la anarquía y marcar con su sello personal los obstáculos, los goces y los placeres de tan singular derrotero.

1) La Página de Osvaldo Bayer (Argentina); 2) La Página de Juan Pablo (Argentina); 3) Hombre Libre (Argentina); 4) Moisés Bertoni - anarquista suizo-argentino (Argentina); 5) La fuerza de los de abajo zine (Argentina); 6) La Página de Daniel (Uruguay); 7) Especie Humana (Chile); 8) SUBVERSIÓN - Literatura y Revolución Libertaria (Chile); 9) Punk (Costa Rica); 10) Paco Ignacio Taibo II (México); 11) Página de Ulises (México); 12) Monasterio del Monje (México); 13) Jacob´s Page (México).

1.8.- Artículos varios

Llegamos al final del recorrido en lo que respecta al primer criterio clasificatorio que nos definiéramos. En este último peldaño de la escala que nos ha permitido constatar empíricamente el reciente despertar anarquista estamos por “debajo” de cualquier logro organizativo medianamente estable. Hay, en cambio, voces y mensajes que portan memorias y proyectos; hay discursos y elaboraciones a través de las cuales se rescata el pasado y también se recupera actualidad. El anarquismo deja de ser un asunto lejano y olvidable; incluso aunque buena parte de los artículos que aquí se listarán esté enfocado desde un punto de vista histórico.

Ahora, hay un magma subterráneo de quimeras, de propuestas, de reflexiones, de acontecimientos, de personas que se vuelven inmediatamente visibles. ¿Alguien puede dudar que también a través de la mayor o menor densidad de esa algarabía de proclamas estruendosas, de análisis más serenos y de confidencias silenciosas pero irreprimibles es posible explicar que un pensamiento repetidamente condenado a la sepultura sea capaz de recuperar periódicamente sus latencias? El presente listado sólo recoge algunos de los artículos que circulan en medios no específicamente libertarios -siempre y cuando ello acontezca a través de páginas web- y, quizás precisamente por ello, permiten tener una idea más o menos aproximada de un interés que en algún momento puede haberse extraviado pero que ahora se acaba de renovar y que seguramente se encuentra muy por encima de lo que inmediatamente se verá.

1) 4 Historias de anarquistas; por A. Atan (Argentina); 2) Acción Directa: ¿La política del Tercer Milenio?, por G. Lublin (Argentina); 3) El anarquismo en la ciudad de Rosario; por R. Accurso (Argentina); 4) La Patagonia rebelde (Argentina); 5) La Patagonia Trágica (Argentina); 6) Mi adiós a las aulas: elogio a la libertad; por O. Bayer (Argentina); 7) La revista IDEAS Y FIGURAS (1909-1916) por A.L. Rey (Argentina); 8) El monólogo: convención en la escena libertaria; por E. Golluscio (Argentina); 9) La dimensión verbal en el teatro anarquista por A.R. Giustachini (Argentina); 10) Los Estados Canallas; por N. Chomsky (Argentina); 11) Vea y Lea a N. Chomsky (Argentina); 12) Vea y Lea a O. Bayer (Argentina); 13) Anarquismo y cristianismo: construyendo comunidad; por G. Barg (Uruguay); 14) Características e importancia del autodidactismo obrero; por L. Fabbri (Uruguay); 15) Dr. C. M. Fosalba - biografía y textos de un médico anarquista (Uruguay); 16) Ecología Social, utopía de fin de siglo; por D. Carboni (Uruguay); 17) Espacios de autogestión; por R. Zibechi (Uruguay); 18) Florencio Sánchez: un autor en busca de elenco; por G. Brasselli (Uruguay); 19) La Invención Anarquista; por C. Ferrer (Uruguay); 20) La Libertad según Luce Fabbri; por M. Rago (Uruguay); 21) Eugen Relgis (Uruguay); 22) Los nuevos anarquistas urbanos; por F. Leicht (Uruguay); 23) El anarquismo hoy; entrevista a Massimo Varengo (Uruguay); 24) Del Desarrollo a la Ecología Social; por A. Páez (Chile); 25) Utopía y libertad; por K. Widmer (Chile); 26) Piotr Kropotkin (Chile); 27) Homenagem a José M. Lunazzi (Brasil); 28) Reflexiones acerca del anarquismo-traducción al castellano de dos secciones del Anarchist F.A.Q. (Brasil); 29) Rafael Barrett (Paraguay); 30) Ensayos sobre Manuel González Prada (Perú); 31) Escritos de Manuel González Prada (Perú); 32) Cronología del Anarquismo en América Latina por A. Cappelletti y Colectivo Alas de Xue (Colombia); 33) Anarquía, Ciencia y Libertad, por R. Gómez (Colombia); 34) ¿Cómo debería ser el derecho penal en una sociedad anarquista?; por C. Cermeño (Colombia); 35) ¿El derecho restringe o hace posible la libertad?; de C. Cermeño (Colombia); 36) La autogestión en la guerra civil española por N.A. Rodríguez (Colombia); 37) Bitácora de la Utopía: Anarquismo para el Siglo XXI; por N. Méndez y A. Vallota (Venezuela); 38) Nelson Méndez en la Bitblioteca (Venezuela); 39) La Moral Anarquista; por P. Kropotkin (Venezuela); 40) Corazón de tinta; por R. Uzcátegui (Venezuela); 41) El anarquismo: una utopía que renace; por N. Méndez y A. Vallota (Venezuela)13; 42) Antecedentes anarquistas en México, por C. Lida (México); 43) Biografía de Ricardo Flores Magón (México); 44) Escritos de Ricardo Flores Magón (México); 45) Escritos de Ricardo Flores Magón (México);14 46) Libertad y derecho a vivir en el pensamiento de Ricardo Flores Magón; por I. Ortiz (México); 47) Los magonistas en LA PROTESTA; por P. Yankelevich (México); 48) Nosotros los Verdes, Nosotros los Anarquistas, por M. Bookchin (México); 49) Peripecias políticas de un intelectual anarquista; por P. Valles (México); 50) Escritos de Ricardo Flores Magón (Bélgica); 51) El anarquismo de Emma Goldman (1869-1940) y los límites de la utopía; por R. Quezada (Costa Rica); 52) Anarquismo y feminismo: las mujeres en el debate anti-imperialista 1892-1902; por Rodrigo Quezada (Costa Rica); 53) Elogio al anarquismo; por F. Quezada y C. Molina (Nicaragua); 54) Neoliberalismo, Teología de la Liberación y Nuevos Paradigmas; por Rui M. Gracio das Neves (Nicaragua); 55) España y el anarquismo en Cuba; por C. Estefanía (Suecia); 56) Comentando la obra "El Anarquismo en Cuba"; por C. Estefanía (Suecia); 57) Liquidación del socialismo libertario en Cuba: ¿final de una utopía?; por C. Estefanía (Suecia): 58) El Anarquismo en la Historia de Cuba; por C. Estefanía (Suecia); 59) Contra la política (extractos del periódico cubano EL PRODUCTOR - 1887/1890) (Bélgica); 60) No Violencia, Objeción de Conciencia y Antimilitarismo en América Latina (Holanda).

2.- CLASIFICACIÓN POR CONCEPCIÓN Y/O POR ÁREA

El segundo criterio clasificatorio que hemos manejado presenta también algunos problemas propios a su naturaleza y que, en modo alguno, queremos ocultar. Para empezar, no nos ha sido posible construir una escala exhaustiva, situada en una única dimensión comprensible y relevante y de la cual resulten categorías bien delimitadas, no superpuestas y no sujetas a las dudas que efectivamente tendremos; razón por la cual un agrupamiento cualquiera bien podría incorporarse pertinentemente a dos o más de ellas. En segundo término, la ubicación de cada nucleamiento en las categorías finalmente definidas no deja de ser un tema altamente opinable, por cuanto muchas veces ello no resultará de una expresa inscripción propia en una concepción dada o de una fuerte adhesión identitaria sino de nuestra propia interpretación. Por último, esta misma interpretación tiene al día de la fecha la insalvable limitación de no poder apoyarse en un conocimiento directo y acabado de cada uno de los nucleamientos y, probablemente, en una estimable cantidad de casos no vaya mucho más allá de una primera impresión. Frente a estas dificultades, y ante la necesidad de contar con este instrumento informativo a la mayor brevedad, hemos optado por dejar librada a la intuición la ubicación de muchos de los nucleamientos, reservando incluso para el futuro inmediato la colocación de algunos de ellos en la categoría que les resulte más apropiada.

Existe, sin embargo, una convicción plena que queremos poner enteramente de manifiesto ahora y es que la corriente principal de este nuevo despertar anarquista no discurre como la mera reproducción de las formas tradicionales que adoptara nuestro movimiento en términos históricos ni es el producto de la acción deliberada de sus viejas expresiones orgánicas. Antes bien -y sobre esto habremos de insistir en los comentarios finales- el nuevo despertar anarquista se produce en un punto de cruce entre ciertas condiciones históricas intransferibles, la defección de los proyectos revolucionarios de mayores circulación y arraigo hasta hace apenas dos décadas y la necesidad de inaugurar un intenso proceso de experimentaciones y de búsquedas en el seno del cual las ideas libertarias recuperan su viejo y perdido lugar. Por tales motivos, creemos desde ya que las dificultades de ubicación de la mayor parte de los nucleamientos libertarios responde a la ausencia de paradigmas renovados y de contornos nítidos o, mejor todavía, a un indefinido y borroso proceso de elaboración de los mismos. Esta clasificación, entonces, pretenderá reflejar esa situación, e intentará destacar a los nucleamientos que, de un modo o de otro, se ubican más definidamente en esas coordenadas.

Más allá de esto, se impone una última aclaración. Tal como ya lo precisáramos, nuestra lista ha purgado del listado original de la CRA las referencias no específicamente anarquistas y, por ello, no habrán de aparecer en este capítulo nucleamientos que de todos modos dejan sentir una reconocible influencia libertaria en diversos campos -movimientos okupas, ecologistas, anti-militaristas, anti-globalización, juveniles, de comunicación alternativa, etc.- en los cuales seguramente se apoya el componente más innovador de la militancia y las preocupaciones anarquistas en América Latina. Será oportuno, entonces, tener especialmente presente que en dichos terrenos se ubica también buena parte de ese proceso de experimentaciones y de búsquedas al que recién hiciéramos mención y que las características definidas para nuestro listado vuelven imposible recoger y expresar aquí muchas de sus mayores y mejores potencialidades. Por esta razón y por las dadas anteriormente, en el listado correspondiente a este criterio clasificatorio, la cantidad total de nucleamientos habrá de ser inferior a la que recién acabamos de proporcionar y, una vez más, intentaremos excusarnos y escudarnos en el carácter de borrador, altamente falible y provisorio, que desde un principio hemos querido darle a este trabajo.

2.1.- Anarcosindicalistas

Estamos aquí en presencia de lo que, en Los sediciosos despertares de la anarquía, hemos conceptualizado como anarquismo clásico. Los nucleamientos que ahora se listarán encuentran sus modelos de organización y acción más remotos en lo que bien podríamos considerar como la “edad de oro” del anarquismo; la que, a nuestro modo de ver, se extiende o se prorroga hasta el momento de la derrota de la gesta revolucionaria española. La enorme mayoría de las organizaciones que fueran la columna vertebral de las luchas anarquistas hasta las décadas, del 30, del 40 o del 50 del siglo XX, según los casos, se extinguieron en la larga noche de los tiempos bajo el imperio de circunstancias históricas que les llevaron a perder no sólo actualidad sino también existencia; salvo la FORA, que nunca desapareció formalmente pero que sólo tuvo -desde el ascenso peronista hasta nuestro días- una sobrevivencia pertinaz y entrañable aunque sólo letárgica y testimonial.15 Ello no significó, por cierto, la desaparición, la deserción o la ausencia de militantes sindicales anarquistas que, en distintos países latinoamericanos, continuaron ejerciendo su influencia y ejercitando su vocación revolucionaria desde el seno de las organizaciones obreras. Pero es claro sí que tales cosas se inscribieron ya en un marco bien diferente, donde el trastorno de las estructuras productivas, los cambios en la composición de la clase trabajadora, las insinuaciones de Estados benefactores que ofrecían marcos nuevos a la negociación laboral y a la “integración” social, el creciente predominio ideológico de las corrientes comunista, social-demócrata y social-cristiana, etc., fueron confinando las prácticas anarcosindicalistas clásicas en un espacio reducido y de baja intensidad. El reciente despertar anarquista, mientras tanto, reactualiza el interés histórico por el período en que las organizaciones anarcosindicalistas marcaran con su impronta las luchas obreras del continente y, junto con la crisis de las organizaciones sindicales hegemónicas en los últimos 50 o 60 años, ofrece también un marco a la posible reconsideración de aquellas propuestas. Sin embargo, no es seguro que ello represente la posibilidad automática de que nuevas organizaciones asimiladas a aquel viejo esquema puedan contar con un florecimiento inmediato y una proyección cierta que les permita tener los protagonismos de antaño; aunque parece obvio de todos modos que también el viejo anarcosindicalismo ha recogido los frutos del resurgimiento libertario y participa del mismo en un espacio que, de momento, plantea más interrogantes que certezas.

Sea como sea, a nuestros efectos, es imprescindible considerar de pleno derecho a las organizaciones anarcosindicalistas como una de las concepciones en presencia; la que, por añadidura, será la que cuente en su haber con el más nutrido y lustroso de los patrimonios históricos.

1) Federación Obrera Regional Argentina (Argentina); 2) Pro-FORGS/COB (Brasil); 3) Pro-FOSP/COB (Brasil); 4) Solidaridad Obrera-AIT Concepción (Chile); 5) Amigos de la AIT (Colombia); 6) Amigos de la AIT (Venezuela).16

2.2.- “Especificistas”

La denominación de “especificista” se presta a algunas confusiones que quizás sea preciso aclarar a punto de partida. Desde el punto de vista estrictamente léxico habría que considerar como “especificista” a todo grupo que se identificara a sí mismo como anarquista, puesto que, precisamente, ésa es la “especie” teórico-ideológica que se trata de definir. Sin embargo, la convención generalmente admitida en filas libertarias reconoce y adjetiva como tales a aquellos nucleamientos que, en términos históricos, se han planteado como paralelos a la corriente anarcosindicalista o como alternativos a la misma; sea porque los militantes de la organización “específica” formaban parte también del sindicato libertario correspondiente y apoyaban de distintos modos su accionar -complementándolo y fortaleciéndolo- o bien porque se mantenían al margen del mismo, respectivamente.17

Además, es frecuente que los nucleamientos que se inscriben dentro de esta concepción busquen diferenciarse de sus similares reconociéndose como exponentes del “anarquismo organizado”, cuando en realidad no se trata más que de una cierta concepción de la organización anarquista que, en modo alguno, puede ser considerada como la única posible.

Esta última inflexión responde a una polémica que ya no parece ser enteramente actual ni adoptar las mismas características y que, en su momento, enfrentó ideológicamente a los “especificistas” con aquellas variantes del anarquismo efectivamente contrarias a la organización y a las que genéricamente cabría reconocer como individualistas.18 Incluso, las consideraciones son más complicadas todavía si tenemos en cuenta que bajo el rótulo de “especificistas” se han inscrito, de un modo o de otro, tanto las llamadas federaciones “de síntesis” como aquellas inspiradas en las posiciones “plataformistas”; entre las cuales, el eje polémico fundamental se sitúa en torno a los problemas de la autonomía y de la unidad táctica. A nuestros efectos, bastará de momento, que incluyamos a ambos tipos dentro del sub-listado correspondiente, pero aclarando desde ya que tanto éste como los restantes problemas de conceptualización del espacio distan mucho todavía de considerarse como plenamente resueltos.

1) Federación Libertaria Argentina (Argentina); 2) Federación Anarquista Uruguaya (Uruguay); 3) Congreso de Unificación Anarco Comunista (Chile); 4) Organización Socialista Libertaria (Argentina); 5) Organización Revolucionaria Anarquista (Argentina); 6) AUCA Socialismo Libertario (Argentina); 7) Federación Anarquista Gaúcha (Brasil); 8) Federación Anarquista Cabocla (Brasil); 9) Luta Libertaria (Brasil); 10) Juventudes Libertarias (Bolivia).

2.3.- Anarco-punks

Los grupos anarco-punks parecen ser -en América Latina al menos- una de las principales vertientes a través de las cuales se expresa el reciente despertar anarquista. Nacidos en forma virtualmente espontánea, productos de un contagio no deliberado, resultados de una cultura en la que se fusionan la desesperación existencial, el desencanto político, la rebeldía generacional y el repudio radical a las instituciones, los grupos anarco-punks se han transformado en uno de los vectores especialmente fértiles para la circulación y multiplicación de propuestas libertarias. Sus formas comunicativas son heterodoxas y se manifiestan habitualmente como contraseña generacional más que como un lenguaje susceptible de traducirse en forma inmediata a los códigos políticos del momento. Han establecido ya encuentros y redes propias, con identificaciones dispares respecto al movimiento más inclusivo del que naturalmente forman parte y con una impronta sub-cultural distintiva, fuerte y de contornos bien dibujados. Sus agrupamientos parecen ser altamente provisorios, extraordinariamente plásticos y con cierta tendencia a la renovación de los elencos que les dan vida y animación. Quizás se trate menos de una concepción redonda y abarcativa que de una vía de acceso y de una forma expresiva diferente y bien reconocible; razón por la cual no se trataría de una corriente en el mismo sentido en que lo son las dos mencionadas anteriormente y con el mismo margen de completitud. En algunos casos, además, los grupos anarco-punks han experimentado un proceso de transformación interna y dado lugar a nucleamientos basados en otro tipo de identificaciones. Por estos motivos y algunos otros, intentar un listado de sus nucleamientos y sopesar su gravitación real es bastante más difícil que en el caso de las corrientes tradicionales. De tal modo, y teniendo en cuenta una vez más, que no hemos registrado aquí las presencias brasileras -donde el fenómeno parece contar con una fuerza especial-, es seguro que nuestra enumeración estará bastante por debajo de la significación con que efectivamente cuenta el movimiento anarco-punk en América Latina.

1) Punks Unidos por la Libertad (Argentina); 2) Punks Unidos (Argentina); 3) Resistencia Activa - banda de rock (Argentina); 4) Vitamina A (Argentina); 5) Música para la resistencia (Chile); 6) Movimiento Anarko Punk (Bolivia); 7) Colectivo Gritos (Bolivia); 8) Autonomía - grupo de rock (Perú); 9) Generación Perdida - banda de rock (Perú); 10) Resistencia anarcopunk (Perú); 11) Autonomía-grupo de rock (Perú); 12) Anomia-banda de punkrock (Colombia); 13) LO KE KEDA zine (Colombia); 14) AnarkoPunk Caracas (Venezuela); 15) Apatía No - Banda de rock (Venezuela); 16) Los Dolares - banda de rock (Venezuela); 17) Noseke Records -distribuidora libertaria (Venezuela); 18) Punk (Costa Rica); 19) Colectivo Anarko Punk "Aktitud y Lucha" (México); 20) Fallas del Sistema - rock anarcopunk (México); 21) Colectivo Cambio Radical, Unidad Punk Libertaria y Mujeres Libertarias;19 22) La Web de Stress - banda de rock (México); 23) Música Libertaria y Anarco Punk (México); 24) Oveja negra / skapunk libertario (México); 25) Estajanovismo Records (México).

2.4.- Solidarios y pro-presos

El resurgimiento anarquista también está asociado con una nueva oleada represiva que, en distintos puntos, deja ya sentir sus efectos y, muchas veces también, su cueldad y su saña. En muchos lugares del mundo ha comenzado a retomarse, entonces, una vieja práctica libertaria: la creación de comités de solidaridad con compañeros presos; de forma tal que sea posible reducir las operaciones de secuestro y aislamiento estatal. Ello se inscribe en el marco de las redes internacionales de la Cruz Negra Anarquista, la que auspicia la creación de grupos locales, generalmente autonómos, no totalmente comprometidos con ninguna de las expresiones particulares del movimiento anarquista y que, por lo tanto, pueden llegar a proponerse como una instancia de acción conjunta en torno a un tema que es especialmente sentido, en el que se atenúan las diferencias y en el que se hacen inmediatamente viables las prácticas de solidaridad. En América Latina, no existen todavía demasiados colectivos con esas características, pero es de suponerse que las circunstancias y algunos efectos de arrastre favorezcan también su inminente multiplicación.

1) Cruz Negra Anarquista Buenos Aires (Argentina); 2) Cruz Negra Anarquista (Costa Rica); 3) Libertad - Cruz Negra Anarquista (México).

2.5.- Núcleos que abordan la temática de género

Como ya dijimos, nuestro listado carece prácticamente -en lo que hace al criterio por el que estamos transitando- de presencias específicamente anarquistas organizadas exclusivamente en torno a los nuevos movimientos sociales; aun cuando es altamente razonable suponer que un importante caudal de la militancia libertaria se encuentre actualmente volcado a marcar los mismos con su influencia y sus propuestas. Se nota, por lo tanto, la ausencia de grupos ecologistas, antimilitaristas, okupas, etc., que se organicen en tanto anarquistas e irradien su impronta a partir de la asunción expresa de esa condición. Obviamente, esta afirmación no pretende ser una crítica sino que se limita a dejar constancia de una situación de hecho, acompañando a través de ella la muy probable reflexión de que la presencia en estos campos de actuación y militancia no tiene por qué verse necesariamente secundada por la conformación de agrupaciones específicas sino que bien puede realizarse desde un arraigo no diferenciado; al menos mientras los movimientos mismos puedan aproximarse en tanto tales a posiciones aproximadamente libertarias o, al menos, no expresamente reñidas con las mismas. Una excepción a este tipo de actuación, sin embargo, tal vez pueda apreciarse en algunos grupos feministas. Los pocos que aquí se listarán tal vez no se reconozcan enteramente como anarquistas, pero no hay duda que en ellos existe una fuerte presencia libertaria y nexos internacionales que apuntan en la misma dirección; de forma que bien pueden admitir ser registrados a partir de ese perfil ideológico básico.

1) Las Decidoras (Uruguay); 2) Las Clorindas (Chile); 3) Mujeres Creando (Bolivia); 4) Isachishacta - Mujeres Libres (Colombia); 5) Libertari@s de México - Colectivo Cambio Radical, Unidad Punk Libertaria y Mujeres Libertarias.

2.6.- “Autónomos”

En forma enteramente arbitraria y ante la falta de una denominación sintética mejor, llamaremos “autónomos” a todos aquellos nucleamientos que no participan enteramente de ninguno de los paradigmas históricos fuertes del anarquismo militante y tampoco limitan su accionar en torno a alguno de los movimientos sociales o ejes temáticos que se han ido volviendo más o menos clásicos en el correr de los años. El campo de experimentaciones y de búsquedas, de construcción más o menos urgida de nuevos modelos de organización y acción, encuentra a este nivel una de sus expresiones más rotundas;20 aunque de ningún modo pueda decirse que ello será una prerrogativa exclusiva y excluyente de estos grupos. Es obvio que ese proceso de recreación es asumido también por buena parte de los nucleamientos que ya hemos integrado en las categorías anteriores, pero ahora querremos distinguir a aquellos que, dentro de esa corriente de cambios, tienen un anclaje tradicional menor y que, simultáneamente, parecen querer asumir no sólo algunos aspectos parciales sino todas o la mayor parte de las exigencias y en su mayor grado de abstracción. En este nivel, además, se nos plantea la tentación de listar, lisa y llanamente, a todos aquellos nucleamientos no incluídos en ninguna de las categorías anteriores; pero ello no dejaría de ser un ejercicio optimista de conocimientos que no poseemos y que no están momentáneamente a nuestro alcance.

Una segunda tentación quizás nos incitaría a dejarnos llevar por la denominación e incorporar aquí a los nucleamientos que se han dado a sí mismos un nombre provocativo y poco convencional; pero es seguro que así estaríamos violentando, con alta probabilidad, las intenciones reales de los grupos y guiándonos por una impresión subjetiva que puede no guardar una asociación estricta con la significación que queremos marcar. Ante estas dificultades, hemos optado por reducir al mínimo este tramo del listado, incluyendo provisoriamente sólo a quienes ofrecen algunas lecturas insinuantes y a las que hemos tenido acceso directo y concibiéndolo apenas como un recipiente abierto que esperamos, entusiastamente, ir colmando en el futuro inmediato. No quedan dudas, por otra parte, que a este nivel habrá de producirse más de una irritación que no es nuestra voluntad provocar: seguramente no habrán de estar todos aquellos que querrían reconocerse a este nivel -sin que ello implique, desde el lugar en que nos ubicamos, intención alguna de marginación- y, probablemente, habremos de incurrir también, en ciertos casos, en el error de ubicar a quienes preferirían gozar de una caracterización diferente. Sea como sea, en ningún otro lugar nuestro intento clasificatorio correrá mayores riesgos ni cometerá más equivocaciones que ahora y no podremos hacer otra cosa que apelar nuevamente a la reiterada disculpa de sostener que el tiempo y los conocimientos disponibles no nos han permitido una mayor precisión y que, de todos modos, no creemos estar realizando mucho más que una primera y provisoria aproximación al mapa del despertar anarquista latinoamericano.

1) Organización Anarquista Libertad (Argentina); 2) Red de Cultura Libertaria (Uruguay);21 3) Organización Libertaria Cimarrón; 4) Rizoma-Coordinadora de Acción Libertaria (Chile); 5) La Tojpa Anarca (Bolivia); 6) @lter (Bolivia); 7) Quilombo Libertario de Santa Cruz (Bolivia); 8) Koordinadora Libertaria (Perú); 9) Colectivo Alas de Xue (Colombia); 10) Coordinadora Banderas Negras (Colombia); 11) El Libertario (Venezuela);22 12) Juventud Antiautoritaria Revolucionaria (México);23 13) Coordinadora Apoyo Mutuo (México).

3.- CLASIFICACIÓN POR PAÍSES

Los problemas con que nos hemos enfrentado hasta ahora acaban de disiparse en este preciso momento y ya no habrá más desavenencias que discutir. El próximo criterio clasificatorio se explica por sí mismo y sólo nos resta presentar el mapa libertario latinoamericano según el país en que desarrolla predominantemente su actuación cada uno de los nucleamientos. En la medida en que los problemas clasificatorios han sido considerablemente menores, el listado podrá asistir en este mismo instante a un ligero ensanchamiento. Ahora tendremos frente nuestro un total de 163 presencias libertarias efectivamente registradas, por distintas vías, en el sub-continente en el que nos ha tocado vivir. Como ya se ha dicho -y tal cual ahora se habrá de insistir- este listado no puede dejar de ser un dibujo imperfecto, parcial y severamente incompleto. En este caso, hemos incluído también algunas agrupaciones brasileras a cuya clasificación no habíamos recurrido todavía, dado el escaso conocimiento disponible de las mismas; aunque, en contrapartida, dejamos de lado algunas instancias de trabajo que, por su especial naturaleza, tal vez no sean reconocibles como nucleamientos en sí.24 Sin embargo, nada de ello nos permitirá suponer, ni siquiera ahora, que estamos siendo justos con la floración real de nucleamientos anarquistas que tiene lugar en el más extenso de los países latinoamericanos. No obstante, tendremos sí la posibilidad de aquilatar, aproximadamente y país por país, el grado y el ritmo en que se desarrolla este nuevo y sedicioso despertar de la anarquía; apreciar, además, las diversidades, los rasgos y las eventuales prevalencias de organización y acción que puedan estar planteándose en diversos rincones de América Latina; anticipar, quizás, los problemas, las necesidades y los desarrollos virtuales que plantea cada situación particular; soñar, también, con el trazado de caminos, de itinerarios, de recorridos que vayan y vengan para volver a reunirse y dirigirse hacia un horizonte común.

2.1.- Argentina

1) Federación Obrera Regional Argentina; 2) Federación Libertaria Argentina; 3) Organización Socialista Libertaria; 4) Organización Revolucionaria Anarquista-Juventud Anarquista Revolucionaria; 5) Organización Anarquista Libertad; 6) Punks Unidos por la Libertad; 7) AUCA-Socialismo Libertario; 8) Punks Unidos; 9) Grupo Anarquista Libertad; 10) Crotos Libres; 11) Cruz Negra Anarquista Buenos Aires; 12) Resistencia Activa - banda de rock; 13) Vitamina A; 14) La Protesta; 15) A DESALAMBRAR; 16) Novae Libertatum; 17) EL ÚNICO; 18) TU LIBERTAD zine; 19) Mentes Precoces, Futuros Prósperos (zine); 20) REACCIÓN LOGICA e-zine; 21) Biblioteca José Ingenieros; 22) Biblioteca Alberto Ghiraldo; 23) La Página de Osvaldo Bayer; 24) La Página de Juan Pablo; 25) Hombre Libre; 26) Moisés Bertoni - anarquista suizo-argentino; 27) La fuerza de los de abajo zine.

2.2.- Uruguay

1) Federación Anarquista Uruguaya; 2) Organización Libertaria Cimarrón; 3) Grupo de Estudios y Acción Libertaria; 4) Ateneo Heber Nieto; 5) Agrupación Anarquista Kardo Negro; 6) Ecocomunidad del Sur; 7) BISAGRA boletín; 8) Alter Revista; 9) MILFUEGOS; 10) Editorial Nordan - COMUNIDAD; 11) MI NARANJO EN FLOR zine y En Flor distribuidora; 12) Las Decidoras; 13) Biblioteca Luce Fabbri; 14) La Página de Daniel.

2.3.- Chile

1) Congreso de Unificación Anarco Comunista; 2) Organización Libertaria ¡Ja!; 3) RIZOMA - Coordinadora de Acción Libertaria; 4) Ñuñoa Rebelde y Libertaria; 5) Solidaridad Obrera-AIT Concepción; 6) Colectivo Germinal; 7) Zoociedad Anarkista; 8) Anarquía.cl; 9) Anarquía y una rosa; 10) Bomber; 11) Nueva Era zine; 12) Nuevo Extremo e-zine; 13) El Movimiento; 14) Música para la resistencia; 15) Bienvenido a nuestra biblioteca - Colectivo Anticopyright; 16) La Otra Visión zine; 17) Especie Humana; 18) SUBVERSIÓN - Literatura y Revolución Libertaria; 19) Las Clorindas.

2.4.- Brasil

1) Federación Anarquista Gaúcha; 2) Federación Anarquista Cabocla; 3) Pro-FORGS/COB; 4) Pro-FOSP/COB; 5) Autonomía; 6) Luta Libertaria; 7) Arquivo de História Social Edgar Rodrígues; 8) Círculo de Estudios Libertarios Ideal Peres; 9) Colectivo Domingo Passos; 10) Laboratorio de Estudios Libertarios; 11) Federación Anarquista da Baixada Santista; 12) Núcleo de Propaganda Anarquista; 13) Comunidade Mocambo de Recife; 14) Unión Libertaria de Maranhao; 15) Grupo de Estudios Anarquistas de Piaui; 16) Unión Libertaria de Poesía Ávida de Teresina; 17) Asociación Cultural Quilombo Cecilia de Bahía; 18) Bandeira Negra de Bahía; 19) Núcleo AnarcoPunk de Aracajú; 20) Unión Libertaria Activista de Manaus; 21) Tranca-Rua; 22) Red de Divulgación Libertaria de Camboriu.

2.5.- Paraguay

1) Bandera Negra.

2.6.- Bolivia

1) Juventudes Libertarias; 2) Quilombo Libertario de Santa Cruz; 3) Movimiento Anarko Punk; 4) La Tojpa Anarca; 5) Colectivo Gritos; 6) Kolectividad Libertaria; 7) Acción Rebelde; 8) @lter; 9) Resistencia Anti-Estatal; 10) Mujeres Creando; 11) Cristianismo Libertario.

2.7.- Perú

1) Koordinadora Libertaria; 2) Grupo de Lucha Proletaria; 3) Autonomía - grupo de rock; 4) Generación Perdida - banda de rock; 5) Colectivo Yacta Runa; 6) Resistencia anarcopunk; 7) BARRICADA - zine.

2.8.- Ecuador

1) Reincidiendo por la Libertad - colectivo anarquista.

2.9.- Colombia

1) Movimiento Social Anarquista; 2) Coordinadora Banderas Negras; 3) Amigos de la AIT; 4) Colectivo Alas de Xue; 5) Anomia - banda de punkrock; 6) Isachishacta - Mujeres Libres; 7) LO KE KEDA zine.

2.10.- Venezuela

1) Comisión de Relaciones Anarquistas-Amigos de la AIT-El Libertario; 2) AnarkoPunk Caracas; 3) Apatía No - Banda de rock; 4) Los Dolares - banda de rock; 5) Naufrago de Ítaca; 6) Noseke Records (distribuidora libertaria).

2.11.- América Central y países del Caribe

1) Organización Anarquista Comunista (Costa Rica); 2) Colectivo Anarquista Libertad y Solidaridad (Costa Rica); Cruz Negra Anarquista (Costa Rica); 4) Punk (Costa Rica); 5) Movimiento Libertario Cubano en el Exilio; 6) Kolectivo Alternativa Libertaria (Puerto Rico); 7) Rugitus Anarkus (Puerto Rico); 8) La Barba de Bakunin (Puerto Rico); 9) Dispositivo Alteración Mental (zine) (Puerto Rico).

2.12.- México

1) Juventud Antiautoritaria Revolucionaria; 2) Coordinadora Apoyo Mutuo; 3) Consejo Indígena Popular de Oaxaca "Ricardo Flores Magón"; 4) Amor y Rabia; 5) Colectivo Anarko Punk "Aktitud y Lucha"; 6) Colectivo Media Luna Negra Anarquista; 7) Estudiantes Libertarios; 8) LA HUELGA - Organización de Propaganda Sindical Mártires de Cananea; 9) Fallas del Sistema - rock anarcopunk; 10) Cooperativa Libertaria Cultura Libre; 11) Libertad - Cruz Negra Anarquista; 12) Libertari@s de México - Colectivo Cambio Radical, Unidad Punk Libertaria y Mujeres Libertarias; 13) Subversiv@s; 14) La Web de Stress - banda de rock; 15) Uno Menos; 16) ¡Viva Tierra y Libertad!; 17) ADIXION e-zine; 18) AUTONOMÍA - periódico; 19) DICIDENCIA - zine; 20) Resistencia Civil; 21) EskiZofréNikO ParAnóicO zine; 22) La Página Libertaria; 23) Radio Kehuelga; 24) Radio Sublevarte; 25) Basada en la Anarquía: Revolución Organizada; 26) Colectividades contra la globalización; 27) Cos@ Nostr@; 28) Música Libertaria y Anarco Punk; 29) Oveja negra / skapunk libertario; 30) Biblioteca de Crítica y Alternativas Radicales; 31) Biblioteca Social Reconstruir; 32) Biblioteca Virtual del Ateneo Cibernético Antorcha; 33) Ediciones Antorcha; 34) Estajanovismo Records; 35) Cine Club Jean Vigo; 36) Paco Ignacio Taibo II; 37) Página de Ulises; 38) Monasterio del Monje; 39) Jacob´s Page.

BREVES COMENTARIOS AL MAPA DEL DESPERTAR

Hemos llegado al final del recorrido que nos hemos impuesto y ahora tenemos frente nuestro el mapa del despertar anarquista latinoamericano según los tres criterios que definiéramos en lo previo. Algunas opacidades, mayores y menores, grandes y pequeñas, habrán de subsistir todavía y seguramente se renovarán durante un buen tiempo más; pero, de todos modos, creemos estar en condiciones de realizar ciertas interpretaciones que nos parecen ajustadas y pertinentes. Sabemos desde ya que estas interpretaciones -algunas de las cuales fueron anticipadas en los desarrollos precedentes- no serán universalmente gratas y no podremos ni querremos ocultar nuestras preferencias y las orientaciones que, desde nuestro punto de vista, será imperioso defender. No habrá aquí, por lo tanto, opiniones con vocación de unanimidad sino polémicas y discrepancias en ciernes. Sin embargo, hay una convicción absolutamente firme y sin atisbo alguno de demagogia o adulonería que debe quedar enteramente clara a punto de partida: luego de haber listado -incompletamente, de lejos y con dudosa aproximación- 163 presencias libertarias en América Latina no descubrimos en parte alguna enemigos, adversarios o rivales así como tampoco traidores o descarriados. Habrá, por supuesto, formas distintas de concebir la militancia anarquista que tal vez no se reconozcan como recíprocamente familiares; habrá también concepciones y tendencias que quizás no se encuentren en condiciones de producir una convergencia inmediata convincente y perdurable; pero -al menos desde nuestro punto de vista- también hay una caótica, dispersa y entrañable nube de puntos que sólo podemos concebir como el espacio fraternal e insustituible del compañerismo. Nuestro movimiento podrá ser abrumadoramente pobre o reconocidamente marginal y jamás imputará como suyos otros recursos que los que hayan de derivarse de su propio trabajo, de su propio esfuerzo o de su propia osadía; pero siempre habrá de recurrir -espontáneamente, en forma natural y poco problemática o por deliberada recuperación- con esa riqueza intangible que ningún libro de contabilidad tendrá la capacidad de registrar y que no es otra cosa que la desmesura, la exageración y hasta el paroxismo de la solidaridad y la empatía con nuestros iguales del ancho mundo. En el momento de las conclusiones y de la reflexión en profundidad -por muy discutibles que éstas sean- ésa será la apuesta de la que no querremos abdicar.

1.- Lo primero que creemos necesario responder y fundamentar es la caracterización misma de nuestro trabajo: ¿existen realmente fuertes elementos de prueba empírica que nos permitan hablar, sin ilusión alguna de nuestra parte, de un despertar anarquista latinoamericano, de un escenario histórico en el que un renovado flujo libertario deja oír sus voces de protesta y de creación con fuerza y convicción mayores de las que sentimos, por ejemplo, cinco, diez o quince años atrás? La respuesta a esta pregunta clave es, sin duda alguna, fuertemente afirmativa.25 Si hubiéramos intentado trazar el mapa del anarquismo latinoamericano en todos o en cualquiera de los quince años anteriores, seguramente nos habríamos encontrado -como tendencia, obviamente- con una presencia cada vez más raleada a medida que nos alejáramos del momento actual. Naturalmente, hay grupos que aparecen y desaparecen y también organizaciones más firmemente constituídas que pueden acreditar una presencia regular prolongada; pero la corriente que tenemos frente nuestro parece manifestarse más claramente en el sentido de una presencia con buscados elementos de novedad, asumiendo dimensiones progresivamente crecientes y con ribetes cada vez más audaces y confiados en sí mismos -aunque esta afirmación, lógicamente, está más de acuerdo con el panorama continental en su conjunto que con lo que pueda haber ocurrido y estar ocurriendo en algún país en particular. Si tomáramos, por ejemplo, el momento de surgimiento de las diferentes presencias que hemos encontrado -o, para ser más formales, la fecha de fundación de los agrupamientos- la conclusión a la que habría que arribar es que sólo un pequeñísimo puñado de ellos puede reclamar un origen anterior a los años 80, un conjunto algo más amplio vio por primera vez la luz en el transcurso de esos diez almanaques y la abrumadora mayoría de los núcleos libertarios han hecho su ingreso a la escena política latinoamericana en la última década o, quizás, incluso en el último lustro. Precisamente de esta concentración reciente de alumbramientos y presencias, de esta densificación mayor de expectativas e ilusiones, de esta recurrencia casi simultánea en un horizonte que se creía perdido, apagado y anecdótico; precisamente de eso estamos hablando cuando hacemos referencia al despertar anarquista latinoamericano.

Ahora bien: ¿es esto casual? La respuesta a esta nueva pregunta no puede menos que ser, ya mismo, rotundamente negativa. Las razones de este despertar no pueden ser graciosamente simplificadas, operan en múltiples dimensiones y tienen rasgos propios en cada país; pero no tendría que haber demasiado lugar para la discusión si sostenemos que todas ellas deberían ser contextualizadas y rastreadas en el escenario histórico en que tienen lugar y en el que se dibujan sus condiciones de posibilidad. Este nuevo despertar anarquista latinoamericano no es -no podría ser- el resultado aluvional y curiosamente coincidente de una lejana decisión histórica adoptada por organizaciones ya desaparecidas o el previsible producto de una épica centenaria sin solución de continuidad que alguna vez tendría que ofrecer sus esperados frutos. Nada de ello parece ser una explicación satisfactoria y suficiente: tanto el pasado remoto como el más próximo representan un incuestionable flujo de aportes, de enseñanzas y hasta de ejemplaridades éticas de las que no estamos dispuestos a renegar; pero este despertar sólo puede ser entendido si se lo inscribe en un campo más vasto de consideraciones y complejidades, si se lo ubica en el escenario histórico que le corresponde y si se lo concibe como un momento fundacional y distinto, con sus propias claves y con sus propias exigencias; las que ya no habrán de ser -ni tendrán la posibilidad de ser- una copia fiel de sus lejanas matrices sino que están urgiendo, ahora y desde hace un buen tiempo, a transitar en forma colectiva, expresa y deliberada un proceso de re-invención anarquista.

La topografía misma de nuestro despertar está revelando en este preciso instante que éste no circula prevalentemente por los senderos tradicionales e históricamente paradigmáticos sino que sus avenidas más anchas se sustancian sobre un humus de experimentaciones y de búsquedas; las que, a su vez, se encuentran fuertemente condicionadas por el devenir de los nuevos movimientos sociales. En líneas generales, esto se corresponde con un período histórico al que hemos considerado como propio de un cierto anarquismo post-clásico que todavía no ha definido algunos de sus rasgos distintivos ni tampoco todos sus principios teóricos articuladores. No obstante ello, lo que sí es definitivamente claro es que este anarquismo post-clásico necesita responder a las mismas pautas de formación que sus antecedentes y que, por lo tanto, no puede menos que constituirse como una re-elaboración creativa de los mismos y de la historicidad en la cual se inscribe.26 Por ello, la canalización necesaria de este nuevo despertar libertario es también un esfuerzo de transformación y construcción que habrá de apoyarse más sobre la interpretación y el desciframiento de un tiempo nuevo y de sus acuciantes demandas que en la repetición y la prolongación genéticamente pura de su pasado. Una vez más, como en los tiempos de Bakunin o en los de la Federación Anarquista Ibérica de sus peripecias iniciales, habrá que producir una síntesis inédita en la cual reverberen el contexto cultural e ideológico de la época, las condiciones sociales, políticas y económicas particulares de cada región y de cada país en que tal acontecimiento teórico-ideológico tenga lugar y, por último pero muy especialmente, la experiencia, las vibraciones y el impulso recogidos en las luchas populares que allí representan su propio drama a través de los movimientos sociales que realmente las encarnan.

Ésta parece ser, en resumidas cuentas la principal clave interpretativa del despertar anarquista en América Latina. Lentamente, en dosis homeopáticas e inicialmente imperceptibles, desde los años 80 del siglo pasado fue acumulándose un cierto bagaje de oportunidades y una cantidad de gestos militantes que apuntaron a abrazarse con ellas y a extraerles el mayor partido posible. El campo de las oportunidades fue ensanchándose con premura en algunos casos y con exasperante lentitud en otros. El estrepitoso derrumbe del mal llamado “socialismo real” reactualizó casi a velocidad de vértigo algunas tesis que se creyeron ya arrumbadas y herrumbradas en tiempos del ascenso bolchevique y a las cuales se extendió luego un nuevo pasaporte sepulcral en los tiempos más próximos de la frustrada revolución española. Casi inmediatamente, el revival capitalista y democrático, bajo su nuevo ropaje neoliberal, se presentó en los primeros años 90 dispuesto a hacer su agosto y a tomarse su cruel revancha de las crisis, las vacilaciones y los temores padecidos durante las décadas anteriores; y, sin embargo, se precipitó en el fin de siglo con una deblacle de estremecimientos varios que todavía está muy lejos de haber llegado a su punto de conclusión. Fue precisamente en ese cruce de opciones políticas en bancarrota que el pensamiento libertario comenzó a recuperar, una vez más, su vieja y belicosa vitalidad. Contaba en esos primeros años 90 con un cuerpo razonablemente importante de propuestas y de experiencias en distintos campos y se apoyaba, además, en una cierta cultura política radical, minoritaria pero remozada, en los emergentes márgenes del establishment, donde se había generado ya una cierta orfandad de ideas nuevas y se afirmaba una cierta pérdida de credibilidad en las alternativas revolucionarias hegemónicas durante los años 60 y 70. Algunas ideas que nos eran absolutamente familiares y hasta distintivas -acción directa, autonomía, autogestión- comienzan a ganar terreno y a incorporarse como recursos doctrinarios inmediatos al intenso proceso de experimentaciones y de búsquedas de los nuevos movimientos sociales. En esa atmósfera, las filas anarquistas -con sus viejos y también con sus recientes antecedentes de intransigencia y de lucha- aparecían por enésima vez con las manos llenas de entregas generosas y limpias de toda contaminación en las proximidades del poder: sólo faltaba ponerlas a trabajar y así ocurrió, fundamentalmente en torno a las nuevas luchas, los nuevos enfrentamientos y las nuevas rebeliones de nuestro tiempo.

2.- De todos modos, el reciente despertar anarquista afecta favorablemente a cualquiera de las tendencias en que se subdivide el movimiento, mientras que los estigmas de época se imprimen solamente en lo que hace a la intensidad diferencial a través de la cual el fenómeno se verifica. Si comparamos la situación actual de la corriente anarcosindicalista o de la reconocida como “especificista”,27 encontraremos también que ambas nos muestran un desarrollo cierto con respecto al panorama que podían presentar, por ejemplo, diez años atrás; un desarrollo que, a su vez, puede ser contrastado en diversos planos: formación de nucleamientos recientes, renovación generacional de los elencos militantes, nuevos impulsos propagandísticos y agitativos, etc. Pero, aun así, parecería que lo más sustancial, distintivo y nutrido del resurgimiento libertario discurre por caminos diversos. Ello tal vez sea así por cuanto los modelos tradicionales de organización y acción han sufrido un cierto desgaste histórico pero también porque no parecen estar ya en condiciones de dar respuesta a todas las exigencias y demandas de nuestro tiempo. El anarcosindicalismo, por ejemplo, no puede operar de la misma forma en que lo hacía más de un siglo atrás porque las condiciones han cambiado sustancialmente y ya no se parecen a lo que fueron en su momento de auge. En aquel entonces, el anarcosindicalismo era una propuesta con toda la fuerza y el empuje de una buena y esperanzada nueva, pero un siglo más que largo de experiencias sindicales no pasan en vano y no puede pretenderse ya contar con la misma frescura de los tiempos pioneros. Pero no sólo esto se constituye como un límite que es muy difícil sortear sino que habrá de considerarse también la situación real por la cual atraviesan las organizaciones sindicales existentes en cada país de América Latina, las nuevas condiciones productivas, el perfil de las relaciones laborales, el cambiante rol del Estado, etc., etc. Nada de lo cual debería ser leído, por supuesto, como una incitación a la prescindencia, pues buena parte de las perspectivas libertarias sigue jugándose en torno a su capacidad para arraigar nuevamente en el seno de las organizaciones de la clase trabajadora e imbuir a las mismas de su impronta radical. En todo caso, las condiciones reales y presentes en las que podría operar un sindicalismo de orientación revolucionaria en América Latina deben ser entendidas sí como una incitación a la renovación y a la búsqueda de los modelos de organización y acción que efectivamente demuestren su capacidad para incrustarse nuevamente en las organizaciones de clase del continente.

3.- La situación del “especificismo” es diferente, pues, por su propia naturaleza, éste resulta ser menos dependiente de algunas de las condiciones de su entorno. Pero ello no quiere decir, por supuesto, que pueda independizar completamente tanto su derrotero como su futuro, sean sus logros o sus decepciones, del contexto real en el cual opera. Antes de observar concretamente este aspecto, conviene puntualizar primero las características más salientes del campo “especificista”. Si analizamos la lista que hemos dado de estos nucleamientos, podremos apreciar allí que existe sólo una federación “de síntesis”, en el sentido clásico: la Federación Libertaria Argentina; la que, incluso, como rúbrica de su condición, es la única organización latinoamericana adherida de pleno derecho a la Internacional de Federaciones Anarquistas.28 Mientras tanto, la Federación Anarquista Uruguaya se encuentra en una situación intermedia y cuenta con una historia que así lo refleja: en sus orígenes más lejanos, durante la segunda mitad de la década de los 50 era también una federación “de síntesis”, pero luego de experimentar una severa escisión a principios de los años 60 y posteriormente, en un contexto de actuación clandestina, se orientará hacia formas organizativas ya no basadas en acuerdos revocables y no vinculantes sino en la construcción de un “centro político”. Ya en los años 70, esa federación desaparecerá en tanto tal y habrá que esperar hasta 1986 para que se constituya una organización que ocupará su lugar y que, luego de un breve período de indefiniciones, reclamará para sí la continuidad histórica completa de la vieja FAU pero con un énfasis muy claro en el período 63-73. Es en torno a esa historia -y, sobre todo, al último tramo mencionado- que abrevan las elaboraciones doctrinarias de la mayoría de los nucleamientos “especificistas” que existen actualmente en el continente y es a través de la influencia, directa o indirecta, de la organización irlandesa Workers Solidarity Movement que empalman las mismas con la vieja reflexión “plataformista”.29 En líneas generales, entonces, puede decirse que la característica predominante adoptada actualmente por el “especificismo” en América Latina es de corte prevalentemente “plataformista” y, como tal, es uno de los ejes reconocibles de desarrollo del movimiento en un radio de influencia que abarca a Argentina, Uruguay y Brasil y, en menor medida, también a Bolivia y Chile.

El problema planteado por este giro organizativo-práctico es que el grueso de los elementos detonantes de su reflexión no se sitúa a nivel de las demandas y exigencias reales de un cierto contexto social concreto y de su correspondiente historicidad sino que se articula básicamente con polémicas internas al movimiento anarquista; fundamentalmente como una impugnación o puesta en tela de juicio de su muy dudosa eficacia política en circunstancias históricas concretas. Ese tema, por supuesto, no es un invento de medianoche ni una circunstancia episódica y, como tal, debe prestársele la atención que se merece. En cambio, lo que no parece acertado es desligar las soluciones al dilema del contexto histórico en el cual éste se inscribe actualmente y, en su lugar, vincularlas a algunos principios abstractos extraídos de la evaluación crítica de una derrota revolucionaria ocurrida en Rusia y en 1921. En los hechos, tal como ha quedado bastante demostrado en el recorrido reciente del “plataformismo” latinoamericano y tal como lo evidencia nuestro propio mapa, la unión general de los anarquistas no ha podido ir mucho más allá de la unión parcial de algunos anarquistas. Al mismo tiempo, no deja de ser ambiguo en su propio formato de presentación: el “plataformismo” se presenta en América Latina como una corriente renovadora y que apunta a resolver los problemas político-prácticos a los que se ha enfrentado el movimiento anarquista, pero, al mismo tiempo, lo hace sobre la base de un respaldo doctrinario que sólo puede encontrar su justificación y su sustento en un escenario histórico que, definitivamente, ya no es el nuestro.

Pero el problema es mayor todavía. La principal limitación al desarrollo de los nucleamientos “plataformistas” en espacios más amplios que el de la familia libertaria se configura en un cierto nudo de contradicciones e incongruencias donde no parece posible compatibilizar en lo inmediato la prioridad conferida a las formas políticas de presentación con las exuberantes tendencias a la descentralización, a la autonomización y a la coordinación por transversalidad y diseños reticulares de los movimientos sociales. En efecto, las formas políticas de presentación y representación se incorporan rápidamente, en forma involuntaria y por la propia lógica interna de tales cosas, a un mosaico de ofertas alternativas cuya hegemonía se condensa y se dirime habitualmente -dentro del marco de distribución de poder y legitimidad en que vivimos- en la órbita del Estado. Mientras tanto, las formas sociales de presentación y representación que están ganando terreno se constituyen hoy en torno a modalidades autogestionarias de base que no siempre admiten sin escozores o beligerancias ser expresadas en un mayor nivel de abstracción en el que, inevitablemente, habrán de perder su perfil y sus rasgos básicos. En ese contexto, la unidad táctica no puede ni podrá resolver jamás los variados y arrítimicos problemas que se plantean en la base de los movimientos sociales y deviene necesariamente -en lo que a la organización “específica” respecta- en una práctica regulada desde comités que pasan a constituirse en la administración cotidiana e institucionalizada de los acuerdos generales de trabajo político en el mismo momento en que sus militantes en el seno de esos movimientos tienen o deberían tener una vida de relaciones e intercambios abiertos y signada por una pluralidad, una diversidad y una singularidad intransferibles e innegociables que sólo pueden transcurrir libremente y expandirse en el vértigo caótico y sublime de las asambleas. Casi necesariamente, la lógica “plataformista” desemboca en la elaboración de programas políticos y, por lo tanto, se ubica a pocos pasos del espacio de competencia de los partidos: mientras tanto y por el contrario, uno de los grandes problemas de la práctica anarquista consiste en cómo resolver eficazmente su enérgica oposición a los unos y a los otros.30

Sin embargo, y sin perjuicio de estas anticipadas objeciones, es de hacer notar también que la corriente “plataformista” incorpora insistentemente -y probablemente sea la que lo hace con convicción y energía mayores- una propuesta a la que es preciso prestar el máximo de atención. Esa propuesta gira básicamente en torno a la necesidad de lo que, en su vocabulario corriente, se conoce como “inserción social” y se verifica también en términos de lo que sería su expresión inversa: la necesidad de evitar que el movimiento anarquista se convierta en un blanco poco escurridizo y aislado de la corriente principal de luchas populares, sin nexos ni raíces con las agitaciones realmente existentes en cada tiempo y en cada lugar. Es harto probable que esta orientación básica de actuación no siempre sea desarrollada con tino y, en ocasiones, parece confundirse simplemente con una presentación social distinta de algo que no es mucho más que la propia organización “específica”; no obstante lo cual la preocupación como tal deberá seguir teniendo la consideración que se merece. Seguramente, además, no es ésta una contribución original y su realización más acabada, en términos históricos, habrá que buscarla y encontrarla entre las viejas organizaciones anarcosindicalistas; pero, aun así, tampoco es posible desentenderse fácilmente de una requisitoria cuya pertinencia no podrá ser puesta en duda con demasiada fuerza ni con un bagaje argumental demasiado vigoroso.

4.- Una de las cosas que nuestro listado parece dejar rotundamente clara es la diversidad de respuestas organizativas adoptadas por el movimiento anarquista en América Latina en el actual escenario histórico. Ello es así no sólo en lo que tiene que ver con las concepciones o modelos asumidos en forma más o menos expresa sino también en relación con el porte organizativo que se ha sido capaz de asumir. A diferencia de lo que ocurría en tiempos del anarcosindicalismo histórico o en las épocas más próximas del “especificismo”, prácticamente no existen, en país alguno, federaciones nacionales que puedan reclamar para sí una representación amplia y genuina de la totalidad del movimiento anarquista o, al menos, del grueso de sus huestes. Lo normal es encontrar que, en aquellos países donde existen organizaciones con vocación de alcance nacional, se establecen también agrupaciones regionales o temáticas o simplemente publicaciones que reivindican implícitamente formas autónomas de actuación. De acuerdo a lo que hemos venido sosteniendo consistentemente, ello es así en virtud de la ausencia de modelos de organización y acción capaces de suscitar en torno suyo una aceptación amplia y sin fisuras. Pero también es así por el hecho de que uno de los criterios que se ha implantado con más fuerza entre los nuevos movimientos antagonistas es precisamente el de la autonomía; la cual, a su vez, no puede interpretarse más que como el resultado bastante obvio de una cierta proliferación de identidades en construcción y en movimiento. El movimiento anarquista, entonces, tampoco escapa a las estribaciones periféricas de la crisis de representación política y encuentra dificultades propias para ensamblar organizaciones de amplio espectro y que puedan reclamar sin impugnaciones un alcance nacional. La dispersión del movimiento anarquista, por lo tanto, debe ser interpretada como una consecuencia de nuestro circunstancial vacío paradigmático pero siempre en íntima e indisoluble relación con procesos de segmentación y fragmentación socio-cultural que nos desbordan holgadamente.

El despertar anarquista latinoamericano, entonces, parece sustanciarse sin pausas pero también sin prisas; verificándose sobre todo en la multiplicación de agrupaciones y publicaciones y, seguramente, también en la presencia incrementada en aquellos movimientos que hoy expresan más contundentemente el nuevo flujo movilizativo a nivel continental. Una cierta impaciencia revolucionaria y orientada a una incidencia política inmediata podría, por tanto, cuestionar severamente los dibujos concretos que adopta nuestra geografía; pero, a nuestro modo de ver, esos trazados quizás sean más una muestra de sabiduría y un augurio de novedades necesarias que unas desgracias por subsanar. De un modo o de otro, en un inacabable surtido de ensayos y de errores, los anarquistas latinoamericanos parecen estar buscando los caminos de desarrollo del movimiento y cubriendo los espacios abiertos por las actuales condiciones de posibilidad. En este terreno, las nuevas oportunidades comunicativas parecen jugar un papel vital y desactualizan bruscamente algunos de los problemas clásicos del movimiento anarquista en materia organizativa. En efecto, ¿qué sentido puede tener hoy una ardorosa polémica respecto a la composición y a la orientación de un órgano de prensa que refleje con ubicuidad y ponderación las opiniones consensuales o mayoritarias cuando múltiples nucleamientos pueden, aun con escasos recursos, desarrollar simultáneamente sus propias andanadas expresivas, volcarse plenamente en ellas y multiplicar por capilaridad las posibilidades de irradiación ideológica y agitativa? Por otra parte, ¿cuál sería el cometido de un comité relacionador que concentrara y distribuyera informaciones y propuestas en un momento en que tales cosas se están volviendo progresivamente innecesarias por cuanto la circulación de mensajes en red tiende a generalizarse cada vez más y a marcar con sus características y sus ritmos la cultura de las comunicaciones militantes?

Pero esto, por supuesto, no resuelve algunos otros problemas bastante obvios. Por lo pronto, se hace preciso distinguir entre las condiciones de circulación de mensajes y el contenido de los mismos y concluir que, así como aquéllas admiten ser parcialmente resueltas en términos tecnológicos, la materia misma de las comunicaciones no puede dejar de ser una operación de pensamiento que dista mucho todavía de su resolución. Es cierto que la dispersión del movimiento tiene raíces culturales y políticas muy sólidas y es cierto además que esa dispersión permite reforzar identidades y generar capacidades expresivas que, de otro modo, tal vez no afloraran con la misma fuerza. Pero también parece claro que nuestra dispersión responde muchas veces a una existencia internamente conflictiva, a una ausencia de entendimientos básicos y a una cierta negligencia en el trazado de vínculos no excluyentes y que todo ello, a su vez, se sustenta en la falta de convicción para asumir un proceso de re-elaboración teórico-ideológica que no termina de consolidarse y, sobre todo, en lo que respecta a cuáles deberían ser sus orientaciones fundamentales. Si se analizan someramente los contenidos de las publicaciones libertarias, los ciclos de cine o la propia lista de artículos reseñados más arriba, se notará que allí se está delatando en forma más o menos nítida una cierta preferencia por la reivindicación de la historia remota del movimiento anarquista.31 Esto tiene, sin dudas, fundamentos muy sólidos y también atiende necesidades reales; pero, incluso así, una actividad tan sesgada en esa dirección tal vez esté expresando una demora en la re-elaboración teórico-ideológica y una cierta debilidad en ese plano que es imprescindible situar y revertir.

De todos modos, una observación sensata del mapa anarquista latinoamericano y de su evolución reciente nos permite concluir que, tanto en cuanto guarda relación con la distribución de corrientes y tendencias como en lo que hace al porte organizativo de sus nucleamientos, el movimiento ha ido cubriendo con velocidades variables las zonas de actuación que era posible y necesario abarcar. Quizás todo ello parezca, no obstante, momentáneamente insuficiente; sin embargo, es evidente que una situación de despertar y rejuvenecimiento como la que actualmente vivimos no puede dejar de ser transicional ni de albergar tendencias que apunten a la superación de las realizaciones organizativas que presenta el actual panorama. En tal sentido, queremos creer que la formación de redes que hoy por hoy se insinúan, tanto a nivel nacional como internacional, es una concreción por demás auspiciosa y un sendero a engrosar, a promover y a consolidar.

5.- El análisis país por país del mapa anarquista latinoamericano no nos permite todavía, al menos en el actual estado de nuestra exploración, extraer mucho más que algunas sugerencias. En principio, resulta notorio que existen disparidades bastante pronunciadas y que el movimiento presenta desarrollos muy diferentes según el país de que se trate. Esos desarrollos parecen estar asociados a varios factores simultáneamente: las dimensiones del país, su grado de urbanización, sus posibilidades de acceso a las producciones culturales contemporáneas, su densidad comunicacional, su dinámica política más reciente y también la existencia o no de actividades libertarias continuadas a lo largo del tiempo, entre otros. Todo ello resulta en un mosaico de singularidades y de combinaciones variables que difícilmente den lugar a una explicación genérica y, mucho menos, a previsiones medianamente ajustadas sobre el futuro inmediato. No obstante, quizás sea posible sostener desde ya que el desarrollo relativo del movimiento y la proliferación de grupos parece ser mayor en países como Brasil, Argentina, México, Chile y Uruguay; presenta una situación intermedia en lugares como Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela y Puerto Rico; es todavía incipiente en Paraguay, Ecuador y Costa Rica; y, por último, demora todavía en manifestarse en el conjunto de la América Central. Curiosamente y no tanto, tal vez sea posible afirmar también que precisamente en aquellos países en que se ha dado un mayor desarrollo relativo es donde el movimiento presenta una geografía más diversificada y problemática. Es en ellos donde se evidencia más intensamente la variedad de tendencias y corrientes y, probablemente, también una existencia exageradamente polémica, quizás conflictiva y atravesada por reyertas intestinas que, en lo sustancial, están seguramente fuera de época.

Esta constatación no puede dejar de merecer la mayor atención. Ello es así por cuanto la dinámica propia de un despertar, de un rejuvenecimiento, de una renovación de expectativas como la actual, no se mantiene indefinidamente en el tiempo sino que tiende a agotarse como tal en un lapso no excesivamente prolongado.32 Más allá de esos períodos primaverales, las exigencias que puedan depositarse sobre el movimiento anarquista serán de naturaleza muy diferente y seguramente expresarán la demanda de una práctica continuada -coherente con las expectativas iniciales- y de una responsabilidad más activa y de mayor peso en relación con los procesos socio-políticos. Generar la capacidad colectiva para responder satisfactoriamente a tales exigencias es, entonces, un desafío distinto al que suelen plantear resurgimientos relativamente bruscos como el presente. Sin perjuicio de esta convicción, es necesario decir que la intensidad, el ritmo y las características del despertar se dibujan siempre sobre el telón de fondo de las especificidades de cada país e incluso -al menos en aquellos de grandes dimensiones, como Brasil, Argentina y Mëxico- de su propia diversidad regional. Por ello, la clausura satisfactoria del período correspondiente al despertar y los saldos que de él puedan extraerse son globalmente imprevisibles y altamente dependientes de las condiciones de posibilidad que ofrezca cada país en su articulación con las orientaciones que cada movimiento libertario local haya sabido darse. Es muy probable, por ejemplo, que en un país de desarrollo intermedio pero de baja conflictividad interna y extraordinarias posibilidades de irradiación inmediata, como Bolivia, se cierre el período en mejores condiciones que en Uruguay, aun cuando éste cuente con una presencia libertaria más continuada a lo largo del tiempo y ésta sea hoy circunstancialmente más fuerte.

De cualquier manera, lo que interesa retener ahora, como una de las tantas conclusiones que hemos estado intentado hilvanar, es que, en términos continentales, estamos frente a un despertar anarquista que se nos ha presentado, país por país, en su exuberante variedad de intensidades y de formas; que esta etapa de desarrollo difícilmente pueda conservar sus virginales características indefinidamente; y que, por último, su desembocadura y su futuro dependen en grado extremo de lo que cada movimiento anarquista local esté en condiciones y en disposición de realizar, por sí mismo y en relación con los demás. A esto último tendremos que darle una atención especial en el remate de este análisis.

6.- La pérdida de centralidad cultural del trabajo y la severa puesta en cuestión de la política suponen otras tantas condiciones limitantes para el desarrollo del anarcosindicalismo y del “especificismo” en sus traducciones clásicas. Los lugares conceptuales vacantes están siendo ocupados ahora y desde hace un buen tiempo por las nociones de poder y de dominación; las que no sustituyen totalmente pero sí abarcan, subsumen y reubican en un contexto teórico-ideológico distinto a los conceptos de explotación y alienación del trabajo por un lado y de gobierno, Estado, autoridad, etc. por el otro. Los modelos de organización y acción de los anarquistas, entonces, buscan una configuración y un lugar remozados en un nuevo contexto, que ahora reclama reunir de un modo diferente un vasto arco de problemas que vaya desde las prácticas nucleares e indivisibles de resistencia y de construcción de sí mismo hasta los proyectos emancipatorios de mayor alcance y más largo aliento. Un proceso de experimentaciones y de búsquedas parece haberse abierto, aunque el mismo sea todavía objeto de percepciones y dedicaciones de intensidad dispar, cuente con desniveles bastante obvios y, aparentemente, esté lejos aún de concitar adhesiones indudables y orientaciones explícitas firmes y ampliamente extendidas. Además, ese proceso de experimentaciones y de búsquedas tampoco puede apoyarse exclusiva o predominantemente en ninguna de sus variantes particulares: ni los conflictos juveniles ni la contestación cultural ni la problemática de género ni los dramas ecológicos ni los antagonismos étnicos ni ninguna otra práctica que se constituya aisladamente en torno a un eje alternativo puede aspirar por sí misma a sustituir con dignidad teórica y ventaja a los viejos núcleos paradigmáticos. No obstante ello, la incontestabilidad de los acontecimientos históricos y las tendencias subyacentes pero desveladas de nuestro tiempo ejercen condicionamientos que se nos presentan como irreversibles: la trayectoria secular del movimiento anarquista sólo podrá ser un patrimonio entrañable al que no resultará oportuno renunciar pero ya no contará con la posibilidad razonable de constituirse en una tradición irrevocable o en un recetario prescrito cuya vigencia se sustraiga permanentemente de la discusión, de la duda y del esfuerzo compartido de reinvención.

Esfuerzo compartido de reinvención: he aquí la consigna, el tema de fondo y la tarea inmediata. Ese esfuerzo de reinvención no levita en el vacío ni parte de la nada y admite intuir ahora mismo algunos de sus rasgos básicos. En primer lugar, si es que las sociedades no aceptan ya ser explicadas, interpretadas, subvertidas y recreadas a partir del control demiúrgico sobre algún misterioso mecanismo central determinante, la ubicación y la orientación práctica fundamentales de los anarquistas no pueden sustanciarse de otro modo que como una constelación inacabable y abierta de enfrentamientos de contra-poder que vayan bastante más allá de aquellas dos viejas condensaciones que todo lo cifraban en la socialización de los medios productivos y en la destrucción del Estado. En segundo término, parece obvio que dichos enfrentamientos, si es que apuntan a una gravitación real, sólo podrán ser expresados por una diversidad de movimientos sociales históricamente condicionados y que, de acuerdo a las características de nuestro tiempo, habrán de legitimarse y de fortalecerse mediante la afirmación de su identidad básica, de su autonomía, de su descentralización, de su capacidad de autogestión y de su coordinación por transversalidad. Por último, y seguramente como corolario de lo dicho anteriormente, el modelo de organización y acción que hoy despunta en el horizonte de visibilidad del movimiento anarquista no es otro que el que se corresponde con la formación de múltiples redes provisorias, superpuestas y de prioridades intercambiables.

Nada de esto es un delirio: las condiciones materiales para la formación de tales redes en América Latina están dadas y, en los hechos, ya se ha avanzado lentamente en esa dirección. Los núcleos anarcosindicalistas, feministas y anarco-punks mantienen un tejido que los relaciona con sus iguales y los potencia internamente con resultados variables; las agrupaciones “especificistas” han realizado también algunos intentos de aproximación; las comunicaciones intra-libertarias a secas y en cadena se han multiplicado y densificado; en algunos países, como Argentina y sobre todo Bolivia, la idea de formar una red amplia, abierta y sin exclusiones ha sobrevivido, con los altibajos y las vacilaciones del caso; en alguna región, inclusive, se ha instaurado una conexión entre los agrupamientos existentes, tal como ocurre en Venezuela, Colombia y Ecuador. He aquí, entonces, en forma embrionaria, esa trama de redes provisorias, superpuestas y de prioridades intercambiables. Entonces: ¿qué es lo que detiene su desarrollo? ¿qué razón ha impedido que se adopte abiertamente y sin proscripciones un esquema de relaciones que permite la permanencia imperturbable de las identidades originales? ¿por qué no pensar, ahora mismo, en la constitución de redes nacionales en cada país? ¿por qué no aventurar, además, la idea de que una red continental es inmediatamente posible? Es probable que las respuestas sean ingratas y haya que buscarlas en nuestro propio arsenal de limitaciones y de temores: entonces, habremos de encontrar algunos exclusivismos anacrónicos, algunas desconfianzas seculares y algunos sectarismos sin futuro; incluso aunque exista ya un abundante caudal de experiencias que vuelven irreal y mítica la idea de dilatar todo acercamiento hasta el momento en que sea posible reconocer en el otro el reflejo puntual y textual de la propia imagen o plasmar en una nueva suma teológica libertaria la absoluta semejanza de los puntos y las comas.

Quizás algunas razones haya que buscarlas también en esa tensión implícitamente planteada entre la tradición y la renovación; entre el peso de un pasado cargado de glorias que opera como un manto de certezas y las promesas de un futuro que no acaba de definir su silueta ni su épica fundacional. Habida cuenta de que la mayor parte de los agrupamientos no reclaman para sí una historia demasiado prolongada ni fundamentan su existencia en tradiciones organizativas más o menos arraigadas y contínuas, parece obvio que el resurgimiento libertario en América Latina no se da a partir de una línea recta que se apoye íntegra o exclusivamente en los presupuestos teórico-doctrinarios y en las prácticas del anarquismo clásico; aun cuando, lógicamente, ello se dé siempre o casi siempre en un contexto de memorización y rescate de nuestro propio pasado. Así sea por intuición o por la propia fuerza de los contextos en que actúan los nuevos agrupamientos, parece claro que la geografía libertaria latinoamericana está expresando desde ya una tendencia a la renovación que quizás quepa volver más explícita todavía. Es en ese terreno de paciente re-elaboración teórico-ideológica, y en la perseverante contrastación de la misma con las luchas reales de los movimientos sociales que bullen en el continente, donde seguramente habrá que buscar la resolución de muchas de nuestras actuales carencias. Unas carencias que han sido ensombrecidas por el regodeo que provoca todo despertar pero que, tarde o temprano, habrán de manifestarse nuevamente en todo su esplendor y en toda su crudeza.

Toda empresa de renovación genera incertidumbres, corre el riesgo de transformarse en un esfuerzo fallido y desconoce su desembocadura; por lo cual, ocasionalmente, también provoca recelos, suspicacias y resistencias. Las demoras en aceptar un nuevo modelo de organización y acción seguramente se fundamentan en ese espacio; el que se une tranquila y cómodamente a aquel otro en el que el predominio de ciertas inflexiones ideológico-políticas se justifica en la tradición y en la lealtad al pasado. Sin embargo, no puede dejar de señalarse la existencia, detrás de todo ello, de un par de confusiones. En primer lugar, es necesario reconocer que una orientación revolucionaria no necesita rendirle imperiosamente culto a sus orígenes ni vivir pendiente de su conmemoración o de su réplica sino que habrá de preservar a todo precio su futuro. En segundo término, es preciso y vital entender que el anarquismo como movimiento histórico sobrevivirá y se desarrollará en la medida que sepa ofrecerse como respuesta a las opresiones, sojuzgamientos y miserias de nuestro tiempo y que ello es un condicionamiento insalvable y no un acto autárquico de voluntad de parte nuestra. De ambas confusiones es posible emerger sabiendo que no elegimos la propia época ni su configuración ni sus características ni sus nociones básicas sino que ellas nos son dadas; y sabiendo también que, sin embargo, sí podemos elegir en las mismas nuestros proyectos, nuestras formas definitorias y nuestras prácticas. Unos proyectos, unas formas definitorias y unas prácticas que, en América Latina como en cualquier otra parte, sólo pueden vivir, florecer y realizarse como expresión de sus sucesivos porvenires inmediatos. Otra vez, entonces, estamos obligados a elegir y otra vez habrá que hacerlo, como tantas veces a lo largo de nuestra historia colectiva, entre la seguridad de la estructura y el riesgo de imaginar.

Daniel Barret


1 Así lo hemos hecho en todos los casos, salvo en uno: Cuba. La excepción se justifica sobradamente por cuanto en el caso cubano sólo ha sido posible encontrar presencia libertaria en el exilio y no dentro del territorio nacional respectivo; lo cual reduce considerable y lamentablemente las posibilidades de actuación sobre el mismo. Esa presencia se localiza fundamentalmente en Miami; algo que podría resultar extraño en cualquier otro caso, pero que, cuando de cubanos se trata, es una tradición que se remonta por lo menos a los tiempos de José Martí. El mismo criterio hubiera sido aplicado en todas aquellas situaciones en las que los obstáculos de actuación o las persecuciones dentro de un país dado redujeran las presencias -o la visibilidad de las mismas- a los exilios correspondientes. Por otra parte, el exilio cubano no está incluido en el listado de la CRA puesto que constituye también una excepción en lo que hace a las posibilidades de contacto, que momentáneamente se reducen al correo postal clásico. Demás está decir que el hecho de no estar incluido en el listado de la CRA no expresa una exclusión política ni mucho menos: para acreditarlo bastará con recordar que el objetivo de dicho catálogo es diferente y que se ha construido sobre la base de las direcciones web detectadas; con las cuales, como se ha dicho, el exilio cubano no cuenta hasta el momento.

2 Aprovechamos para decir aquí que no hemos cotejado, una por una, las direcciones de la lista original; aunque sí hemos podido constatar que algunas de ellas no se mantienen dentro de los parámetros de ubicación mencionados en el listado de la CRA. Por tal motivo -más allá de que, en términos intencionales, entendiéramos conveniente, tal como acabamos de decirlo, no presentar las referencias no específicas, aunque ideológicamente próximas- no podemos ofrecer garantías de haberlo conseguido totalmente y es harto probable que siga habiendo en nuestro listado una cierta cantidad de ellas. En cambio, y siempre de acuerdo a los objetivos de nuestro trabajo, hemos incorporado algunas referencias sobradamente conocidas -como la FORA y La Protesta en Argentina, por ejemplo-, aun cuando carezcan de página web. En cierto modo, quizás valga la pena realizar ahora una advertencia genérica sobre la alta falibilidad de nuestro reordenamiento, aplicable a cualquiera de los criterios que nos hemos definido. En el mejor de los casos, lo único que podrá disculparnos es el carácter inicial y provisorio que queremos darle a nuestro trabajo.

3 Hemos resuelto mantener los artículos contenidos en la lista original de la CRA por cuanto, aun cuando no expresen logros organizativos estables, permiten dar cuenta de algunas de las tareas de elaboración y divulgación que se realizan en ciertos países o sobre ciertos países; y, como tales, parecen ser una referencia importante para el análisis de los caminos, las posibilidades y las características que pueden plantearse en torno a la realización del objetivo principal de este trabajo. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el capítulo correspondiente a los artículos en el listado de la CRA incluye solamente a aquellos que se encuentran disponibles en páginas web no anarquistas. Por lo tanto, el sub-listado correspondiente no pretende expresar a la totalidad de materiales disponibles en Internet sino que permite tener una idea de los ecos y las repercusiones de los asuntos libertarios en tiendas que no lo son. Directa o indirectamente, bien puede interpretarse que ello demuestra el renovado interés existente en torno a nuestra problemática y por ello nos ha parecido importante mantenerlos en nuestro propio ordenamiento, aunque ello sólo será así en el correspondiente al primer criterio clasificatorio.

4 Esta red de comunicaciones e intercambios es uno de los resultados concretos de las Jornadas Libertarias Internacionales celebradas en Caracas durante el año 2001. De ello da cuenta El Libertario; Nº 26, Venezuela, febrero-marzo 2002. Elegimos mencionar la red y no las Jornadas para evitar referencias duplicadas y, al mismo tiempo, jerarquizar -toda vez que sea posible- las realizaciones orgánicas por sobre los episodios. Esto no implica, por cierto, una preferencia por los aparatos y las cristalizaciones sino que éstos bien pueden ser entendidos también -entre otras cosas y mientras mantengan sus formas básicas- como una relación articulada y coherente de episodios vividos y, sobre todo, por vivir.

5 En este encuentro se dio por constituida una Red de Enlaces Anarquistas de toda Bolivia; la cual tuvo luego una existencia más tenue de la esperada y que hoy se encuentra en un momento de redefinición. Precisamente por esa razón, en este caso preferimos que la entrada al listado sea como Encuentro y no como Red.

6 O al menos no una unidad capaz de asumir un cuerpo reconocible y a través de la cual puedan sentirse plenamente expresadas las instancias orgánicas menores que forman parte de ella. De todos modos, como ya se ha insinuado, en los casos de Venezuela, Colombia, Ecuador y Bolivia tal vez haya comenzado un proceso orientado en esa dirección; una afirmación audaz y de la que no podremos dar cuenta por completo.

 La Federación Obrera Regional Argentina tiene un órgano de prensa, Organización Obrera, que damos implícitamente por incluído. De aquí en más, manejamos el criterio de no mencionar los medios de prensa de las organizaciones o agrupaciones de que se trate para evitar la superposición de referencias. De tal modo, debe entenderse que la cantidad de publicaciones es considerablemente mayor de la que efectivamente se dará. En éste como en otros casos, además, no podemos asegurar una mayor certeza en cuanto a la correcta aplicación del criterio y nos remitimos nuevamente a la disculpa genérica de concebir este trabajo como un boceto provisorio que requerirá de ingentes correcciones y actualizaciones.

7 Rompe los ojos que aquí estamos en presencia de dos organizaciones con denominaciones prácticamente idénticas, sin que hayamos podido discernir si se trata de la misma instancia orgánica, si una de ellas es la rama local de la otra, etc. De todos modos -siempre y cuando lo tomáramos como un indicador fiel- es un hecho que existen dos páginas web y, por esa razón, hemos mantenido dos menciones en nuestro listado.

8 Sin perjuicio de su denominación, hemos entendido que, tanto en el caso colombiano como en el venezolano, por las propias definiciones orgánicas de la AIT, estas dos agrupaciones deberían ser concebidas, potencialmente, como sus secciones locales y, por lo tanto, con un ámbito nacional de actuación. De todos modos, debe señalarse también que las denominaciones parecen responder más a una adhesión internacional que al perfil de actuación de ambos agrupamientos, que no es estrictamente o predominantemente anarcosindicalista.

 En el caso de Bolivia hemos hecho una aplicación ad hoc de nuestro criterio de agrupamiento. En aquellos lugares en que se detectó una sola agrupación o más de una pero de actuación conjunta con sus pares, como ocurre en Sucre, Santa Cruz y Tarija, las hemos considerado como nucleamientos regionales -interpretando que ésa es al menos su intención-, mientras que allí donde hay más de una pero la actuación conjunta es débil, como en La Paz y Cochabamba, las incluiremos dentro de las agrupaciones a secas. De todos modos, puede considerarse que el porte de las mismas es aproximadamente equivalente.

9 Experiencias libertarias en torno a emisiones de radio no pueden considerarse, en sentido estricto, como una completa novedad, pues de ello hay algunos ejemplos significativos de muchas décadas a esta parte. Sin embargo, lo que aquí queremos dar a entender son las nuevas posibilidades que se han abierto en torno al recurso, la nueva significación que ahora hay que asignarle y la nueva metodología comunicativa a la cual responden. Consideraciones similares hemos hecho en torno a otros medios no tradicionales -como la música y el cine, por ejemplo-, que sin ser enteramente nuevos sí admiten decir que responden a una nueva articulación.

10 Con El Libertario de Venezuela hemos hecho una excepción. Éste es efectivamente el órgano de la Comisión de Relaciones Anarquistas - Amigos de la AIT y, por lo tanto, deberíamos darlo por implícitamente incluído cuando se hizo la mención de dicho agrupamiento. Sin embargo, entendemos conveniente hacer la mención también en este apartado en la medida que quizás valga la pena distinguir la labor de difusión ideológica de la labor de relacionamiento propiamente dicha.

11 Este artículo no está incluído en la lista de la CRA de mayo de 2002 sino que fue incorporado a su actualización de diciembre del mismo año. Como ya dijimos, nuestra impaciencia o nuestra ansiedad hizo que prescindiéramos de procesar esta última versión y no la tuviéramos en cuenta en este trabajo. Sin embargo, creemos especialmente oportuno integrar este artículo en particular, a modo de imprescindible reconocimiento al trabajo de Nelson Méndez y Alfredo Vallota; un trabajo sin el cual casi nada de lo que aquí se ha dicho y se dirá hubiera sido posible.

12 La referencia duplicada no es un error -por mucho que lo parezca. Si la mención es doble, ello obedece a que hay dos páginas web que recogen los mencionados escritos.

13 Las características de la FORA, además, habilitan su clasificación como anarcosindicalista para cualquier observador externo que repare en sus rasgos básicos de organización y acción; sin embargo, es de hacer notar que la FORA misma rechazó tradicionalmente esa adscripción.

14 Una vez más, es necesario aclarar que la inclusión en esta categoría de los nucleamientos colombiano y venezolano responde a su denominación y a su adhesión formal a la AIT. Sin embargo, si hiciéramos omisión de ese aspecto y nos atuviéramos exclusivamente a lo que conocemos de su prédica y su práctica no vacilaríamos en considerarlos como agrupamientos incorporados mucho más plenamente al proceso de experimentación y búsqueda al que aludiéramos más arriba; razón por la cual también los incluiremos dentro de la categoría de nucleamientos a los que, arbitrariamente, habremos de llamar “autónomos”.

15 La Federación Anarquista Ibérica, plenamente consustanciada con la Confederación Nacional del Trabajo, es seguramente el mejor ejemplo del primer tipo de relación, mientras que la Federación Anarquista Uruguaya o la Federación Libertaria Argentina, que no tuvieron compromisos mayores con la FORU y la FORA, respectivamente, son casos notorios de la segunda articulación.

16 Obviamente, hacemos aquí también nuevas concesiones a la costumbre, puesto que uno de los principales sostenedores de las posiciones “organicistas” en el marco de aquellas viejas polémicas, Errico Malatesta, nunca dejó de defender los principios de la libertad individual y de la autonomía grupal en el marco de la organización “específica”. Cabe aclarar, además, que, cuando decimos que la polémica ha perdido parte de su actualidad, estamos ciñéndonos básicamente a los rasgos que parecen estar adoptándose en América Latina pero no así en Europa y los países anglosajones, donde ahora es la corriente insurreccionalista la que impugna más severamente los supuestos de una organización formal de los anarquistas.

17 Como su propia denominación lo da a entender claramente, este nucleamiento no se constituye exclusivamente en torno a la problemática de la variante anarco-punk; no obstante lo cual, en virtud de la referencia parcial que se hace al tema, hemos optado por ubicarlo a este nivel y también volveremos a hacerlo entre los grupos que atienden la temática de género y entre aquellos a los que llamaremos “autónomos”.

18 No se nos oculta a nosotros ni queremos ocultarlo a los demás que, muy probablemente, estemos dejando entrever con esta apreciación más nuestros deseos -y quizás también nuestras simpatías y afinidades- que las intenciones expresas de los nucleamientos que habremos de listar. Sin embargo, es probable que no nos equivoquemos demasiado si con el concepto abarcamos ya no sólo a quienes han emprendido una deliberada tarea de renovación teórico-ideológica sino también a quienes tienen la intuición de esa necesidad y sus pasos -sean firmes o vacilantes- son interpretables y adquieren sentido en esa dirección.

19 En este caso, optamos ex profeso por incluir aquí una instancia de trabajo a la que hasta ahora no habíamos hecho mención. Esto es así -y creemos que es adecuado hacerlo de este modo- por cuanto la mencionada Red no se considera a sí misma como un agrupamiento más ni como una coordinación sino como un momento de reflexión y elaboración, de análisis y producción teórico-ideológicos, abierto formalmente a todos los integrantes de los grupos presentes en el medio o individualidades no agrupadas. De esta manera, y por añadidura, tal vez podamos enfatizar más en la significación de la tarea de elaboración renovadora que en los nucleamientos en sí. De cualquier forma, deberá considerársele como una violación o una incongruencia más a los criterios que nos hemos ido fijando.

20 Como ha quedado claro desde antes, El Libertario es el órgano de la Comisión de Relaciones Anarquistas-Amigos de la AIT; razón por la cual deberíamos darlo ya por incluído dentro de este criterio clasificatorio en la categoría correspondiente a los nucleamientos anarcosindicalistas. Sin embargo, nos permitiremos aquí realizar una nueva excepción por cuanto la labor de la publicación y su apertura en términos de modelos de organización y acción virtualmente obligan a ubicarlos pertinentemente también en esta categoría.

21 Este nucleamiento es, en realidad, de perfil anarco-punk; no obstante lo cual, por la forma de presentación que ha adoptado, por la capacidad de captación militante que ella le permite y por las orientaciones de amplio espectro de algunas de las actividades que desarrolla -conciertos en pro de la unidad libertaria, por ejemplo- hemos preferido situarlos en esta categoría. De cualquier manera, será éste uno de los tantos casos discutibles de nuestro intento clasificatorio y uno más de los que habrá de someterse luego a una implacable revisión, propia y ajena.

22 Nos referimos concretamente a la Agencia de Noticias Anarquistas, ya mencionada en ocasión de abordar nuestro primer criterio clasificatorio. Si la hemos “excluído” en este tramo de nuestro listado, ello ha sido por cuanto la misma se nos aparece, en realidad, más como una instancia de información y relacionamiento entre núcleos libertarios que como un nucleamiento en sí. Es obvio -y no debería hacer falta aclararlo- que ello no implica desconocer la extraordinaria labor que en este terreno ha desarrollado Moesio Rebouças; una labor que también nos ha sido fundamental e incitadora, inmediatamente después de la que ya atribuyéramos repetidamente a la CRA.

23 Como resultará inmediatamente obvio, tanto esta reflexión como las siguientes no están basadas exclusivamente en el listado que acabamos de brindar sino que, además del mismo, será necesario añadir el conocimiento parcial adquirido sobre muchos de los agrupamientos, el conocimiento panorámico sobre la situación de cada país y también un cierto componente de especulaciones y conjeturas que no nos parece oportuno ni honesto ocultar.

24 La fundamentación subyacente de esta afirmación está contenida, con cierto desarrollo, en el cuerpo central de nuestro trabajo Los sediciosos despertares de la anarquía. En líneas generales, allí intentamos situar un esbozo de la evolución histórica del movimiento anarquista -sin que ése fuera el objetivo central del trabajo ni constituyera tampoco su principal eje expositivo- según ciertos modelos prevalentes de organización y acción que se corresponden con períodos relativamente precisos. A nuestro modo de ver, esa evolución pasa por un período “clásico” y prevalentemente anarcosindicalista, se continúa en un período “de transición” que será predominantemente “especificista” y desembocaría contemporáneamente en un período “post-clásico” cuyo perfil práctico-organizativo básico se constituiría alrededor de los nuevos movimientos sociales y se distinguiría por la formación de redes.

25 Debe recordarse que hacemos aquí nuevamente un uso convencional del término y que, a nuestro modo de ver, cualquier nucleamiento que se reconozca como específicamente anarquista estaría en condiciones de ser caracterizado de esta manera.

26 También está adherido el Colectivo Alas de Xue de Colombia, pero en su caso no se trata de una federación nacional y, por lo tanto, tiene el carácter de Amigos de la IFA.

27 El término alude a la Plataforma Organizacional, redactada en 1926 en París por un grupo de exiliados rusos, entre los cuales se encontraban Néstor Makhno, Piotr Arshinoff, Ida Mett, etc. La Plataforma proponía, en alguno de sus aspectos sustanciales y distintivos, un cambio significativo respecto a las formas habituales de organización: es decir, la creación de una Unión General de Anarquistas, la adopción de un único programa de transformaciones y la aceptación de los principios de la responsabilidad colectiva y la unidad táctica. Inicialmente, sus planteos fueron muy discutidos por los que hasta ese entonces se reconocían como “especificistas” y “organicistas” -Malatesta, Fabbri, Faure, etc.- y no jugó un papel demasiado relevante hasta que en los años 50 se comenzó a rescatar sus bases por parte de algunos nucleamientos franceses e italianos. En los países de habla hispana fue prácticamente ignorada hasta bien avanzada la década de los 90.

28 Es probable que el antecedente más lejano de la cultura política radical de nuestra época se remonte al “mayo francés”. Siendo así, parece oportuno recordar que los jóvenes rebeldes de aquel entonces se ufanaban con desenfado de que el poder no hubiera podido reapropiarse de la vitalidad del movimiento ni contara con la posibilidad de co-optarlo, por cuanto éste no había elaborado programas que pudieran ser respondidos, transados y negociados en las esferas institucionalizadas de dominación. Compárense, entonces, esas evaluaciones y orgullos con el desatino que hoy presenta alguno de los nucleamientos “plataformistas” latinoamericanos que ya tiene elaborado un programa de gobierno.

29 Debemos insistir aquí que hemos estado muy lejos de apropiarnos enteramente de los contenidos de la multitud de publicaciones libertarias del continente. Sin embargo, el rasgo que ahora señalamos parece desprenderse claramente de aquellas páginas web a las que hemos tenido acceso y bien puede tomarse como estadísticamente representativo. Demás está decir que ésa no es la tónica de todas las páginas ni mucho menos pero sí que parece insinuarse, en una visión panorámica, como una tendencia bastante pronunciada.

30 Ésta es, precisamente, una de las advertencias fundamentales que hemos realizado en Los sediciosos despertares de la anarquía, con ejemplos y argumentaciones que no es del caso repetir aquí y a los cuales remitimos.