COMPILACIÓN DE ESCRITOS

Noam Chomsky

DANDO UNA LECCIÓN A NICARAGUA*

Noam Chomsky

No fue solo El Salvador el que fue ignorado por los medios de comunicación de masas de EEUU durante los años 70. En los 10 años previos al derrocamiento del dictador nicaragüense, Anastasio Somoza, en 1979, la televisión americana -todas las cadenas- dedicaron exactamente una hora a Nicaragua, y fue exclusivamente al terremoto de Managua en 1972.

De 1960 a 1978, el New York Times times publicó tres editoriales sobre Nicaragua. No es que no estuviera pasando nada allí – es que lo que estaba pasando no era digno de atención. Nicaragua no tenia la mas mínima importancia, no ser que el tiránico mandato de Somoza fuera desafiado.

Cuando su mandato fue amenazado por los Sandinistas, a finales de los años 70, los Estados Unidos primero intentaron instituir lo que se llamó "Somocismo (Somoza-ismo) sin Somoza" -es decir, el sistema corrupto entero intacto, pero con algún otro en la cumbre. Eso no funcionó, así que el presidente Carter intentó mantener la Guardia Nacional de Somoza como elemento base del poder de Estados Unidos.

La Guardia Nacional siempre había sido notablemente brutal y sádica. En junio de 1979 había llevado a cabo atrocidades masivas en la guerra contra los Sandinistas, bombardeando barrios residenciales en Managua, matando decenas de miles de personas. En aquellos momentos, el embajador de Estados Unidos mandó un telegrama a la Casa Blanca diciendo que seria "desaconsejable" indicar a la Guardia que detuviera los bombardeos por que eso obstaculizaría la política de mantenerles a ellos en el poder y a los Sandinistas fuera de el.

Nuestro embajador en la Organización de Estados Americanos también habló a favor del "Somocismo sin Somoza", pero la OEA rechazó la sugerencia a la primera. Unos cuantos días después Somoza voló a Miami con lo que quedaba del tesoro nacional de Nicaragua, y la guardia se desmoronó.

La administración Carter sacó del país a varios comandantes de la Guardia, en aviones marcados con la Cruz Roja (crimen de guerra), y comenzó a reconstituir la Guardia en las fronteras de Nicaragua. También Utilizaron a Argentina como apoderado (en aquella época, Argentina estaba bajo el mandato de Generales Neo-Nazis, pero éstos descansaron un poquito de torturar y asesinar a su propia población para ayudar a restablecer la Guardia –que pronto seria rebautizada como "La Contra" o "Los Luchadores de la Libertad").

Reagan los utilizó para lanzar una guerra terrorista a gran escala sobre Nicaragua, junto con una guerra económica que fue todavía más letal. También intimidamos a otros países, para que no tampoco mandaran ayuda.

Y aun así, a pesar de los niveles astronómicos de apoyo militar, los Estados Unidos fracasaron en la creación de una fuerza militar en Nicaragua. Lo cual es bastante sorprendente, si se piensa. Ninguna guerrilla real en ningún lugar del mundo ha tenido jamás recursos, ni siquiera remotamente parecidos, a los que los Estados Unidos dio a La Contra. Seguramente se podría empezar una guerra de guerrillas en las regiones montañosas de los Estados Unidos con una financiación similar

¿Porque llegaron los Estados Unidos a tales extremos en Nicaragua? La Organización Internacional para el Desarrollo, OXFAM, explico las verdaderas razones, al declarar que, después de su experiencia de trabajo en 76 países en vías de desarrollo " En Nicaragua la fuerza del compromiso del gobierno....para mejorar las condiciones de la gente y fomentar su participación activa en el proceso de desarrollo fue excepcional".

De los cuatro países de Centro América, dónde Oxfam tiene presencia significativa (El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua) solo en Nicaragua se hizo un esfuerzo significativo para solucionar la desigualdad en la propiedad de la tierra y extender la salud, la educación y los servicios agrarios a las familias campesinas pobres.

Otros organismos dieron una explicación similar. A principios de los 80, el Banco Mundial calificó como "éxitos extraordinarios" sus proyectos en algunos sectores de Nicaragua, mejor que "en ningún otro lugar del mundo". En 1983 el Banco de Desarrollo Interamericano, llegó a la conclusión que "Nicaragua ha hecho un notable progreso en el sector social, sentando las bases para un desarrollo socioeconómico a largo plazo".

El éxito de las reformas Sandinistas aterrorizó a los dirigentes de Estados Unidos. Ya sabían que -como dijo Jose Figueres, el padre de la democracia Costarricense- "por primera vez, Nicaragua tiene un gobierno que se preocupa por su gente" (Aunque Figueres fue la figura democrática mas importante de Centroamérica durante cuarenta años, sus inaceptables puntos de vista sobre la realidad, fueron completamente censurados en los medios de comunicación de Estados Unidos).

El odio que provocaron los Sandinistas por intentar dirigir los recursos a los pobres (y debido a que casi lo consiguen) fue realmente sorprendente para poder ser admirado. Casi todos los políticos compartían esto, alcanzando casi niveles de histeria.

Ya en 1981, un miembro del Departamento de Estado se jactaba de que " conseguiríamos conseguiremos convertir a Nicaragua en la Albania de Centroamérica" -es decir, pobre, aislada y políticamente radical- a fin de que el sueño sandinista de crear un modelo político nuevo, y mas ejemplar para América Latina quedara en ruinas.

George Shultz se refirió llamo a los Sandinistas como un "cáncer, aquí mismo, en nuestro continente", que tiene que ser destruido. En el otro extremo del espectro político, un líder liberal del Senado, Alan Cranston, dijo que si no hubiera posibilidad de destruir a los Sandinistas, entonces deberíamos dejarles "cocerse en su propia salsa".

Así las cosas, los Estados Unidos lanzaron un ataque en tres frentes contra Nicaragua. Primero, ejercitamos una gran presión para que el Banco Mundial y el Banco de Desarrollo Interamericano cancelaran todos sus proyectos y su ayuda.

Segundo, lanzamos la guerra de "La Contra" junto con una guerra económica ilegal, para acabar lo que Oxfarm había llamado con razón "La amenaza del buen ejemplo". Los salvajes ataques terroristas de La Contra, contra "blancos débiles", bajo las órdenes de los Estados Unidos, ayudaron junto con el boicot, a acabar con cualquier esperanza de desarrollo económico y de reforma social. El Terror americano aseguró que Nicaragua no pudiera desmovilizar su ejercito y que tuviera que desviar sus lamentablemente pobres y limitados recursos a reconstruir las ruinas que iban dejando los dictadores apoyados por Estados Unidos y los crímenes de la era Reagan.

Una de las corresponsales mas respetadas de Centroamérica, Julia Preston (que entonces trabajaba para el Boston Globe) informó que "Funcionarios de la Administración habían dicho que estaban contentos de ver como La Contra debilitaba a los Sandinistas forzándoles a desviar sus escasos recursos para la guerra, y no para programas sociales". Esto es muy importante, ya que los programas sociales era el cogollo del buen ejemplo que hubiera infectado a otros países en la región, y erosionado el sistema Americano de explotación y latrocinio.

Incluso rechazamos mandar ayuda humanitaria. Después del terremoto de 1972, los Estados Unidos mandaron una gran cantidad de ayuda a Nicaragua, la mayoría de la cual fue robada por nuestro amiguete Somoza. En Octubre de 1988, un desastre natural aún peor golpeó Nicaragua – el huracán Joan. No mandamos ni un céntimo, porque si lo hubiéramos hecho, probablemente hubiera llegado a la gente, no solo a los bolsillos de algún ricachón asesino. También presionamos a nuestros aliados para que mandaran muy poquita ayuda.

Este huracán devastador, con su favorable expectativa de hambruna de la población y daño ecológico a largo plazo, rentabilizó nuestros esfuerzos. Queríamos que los nicaragüenses se murieran de hambre y así poder acusar a los Sandinistas de mala gestión económica. Puesto que no los teníamos bajo nuestro control los nicaragüenses tenían que sufrir y morir.

Tercero, utilizamos una diplomacia fraudulenta para aplastar Nicaragua. Como escribió Tony Avirgan en la revista Costarricense Mezo América, "Los Sandinistas cayeron debido a la estafa perpetrada por el Presidente de Costa Rica, Oscar Arias, y otros presidentes de Centroamérica, lo que les costó las elecciones de Febrero de 1990".

Para Nicaragua, el plan de paz de Agosto de 1987, fue un buen acuerdo, escribe Avrigan: "Ellos adelantarían las elecciones nacionales programadas en unos cuantos meses y permitirían la observación internacional, como hicieron en 1984, "a cambio La Contra se desmovilizaría y terminaría la guerra....." El gobierno nicaragüense hizo lo que se le pedía en el plan de paz, pero nadie presto la más mínima atención.

Arias, la Casa Blanca y el Congreso nunca tuvieron la más mínima intención de llevar a cabo ningún aspecto del plan. Los Estados Unidos virtualmente triplicaron los vuelos de abastecimiento de la CIA a La Contra. En un par de meses, el acuerdo de paz estaba totalmente muerto.

Cuando empezó la Campaña Electoral, los Estados Unidos dejaron bien claro que el embargo que estaba estrangulando el país, y el terror de La Contra continuarían si los sandinistas ganaban las elecciones. Tienes que ser alguna clase de Nazi o un Estalinista no reformado para considerar que unas elecciones que se desarrollan bajo esas condiciones son libres o justas, y al sur de la frontera muy pocos sucumbieron a tal ilusión.

Si nuestros enemigos nos hubieran hecho alguna vez algo parecido.....dejo a vuestra imaginación la reacción de la prensa. Lo mas sorprendente de todo es que los sandinistas consiguieran un 40% de los votos, mientras que los titulares del New York Times proclamaban que los Americanos estaban "unidos en el jubilo" por esta "Victoria del juego limpio de los Estados Unidos".

Lo que han conseguido los Estados Unidos en Centroamérica, durante los últimos 15 años es una terrible tragedia, no solo debido al espantoso coste humano, sino porque una década atrás hubo posibilidades para un progreso real hacia una democracia significativa, que cumpliera las necesidades humanas, con probable éxito é en el Salvador, Guatemala y Nicaragua.

Esos esfuerzos podrían haber funcionado y podrían haber dado importantes lecciones a otros países que sufrían problemas similares – esto era lo que de verdad los estrategas de Estados Unidos temían. La amenaza ha sido abortada con éxito, quizás para siempre.

ASALTANDO LA SOLIDARIDAD, PRIVATIZANDO LA EDUCACIÓN

Noam Chomsky

En los últimos 25 años, ha habido un ataque generalizado a la solidaridad, a la democracia, al derecho social o a cualquier cosa que interfiera con el poder privado; son muchos los objetivos. Uno de esos objetivos es indudablemente el sistema educativo. De hecho, un par de años atrás, ya los grandes inversores como Lehman Brothers y otros, mandaban a sus clientes folletos diciendo, "Mira, ya nos hemos encargado del sistema de salud; nos encargamos del sistema carcelario; el próximo gran objetivo es el sistema educativo. Podemos privatizar el sistema educativo, hacer mucho dinero de él."

Además, observemos que privatizándolo debilitamos el peligro, es algo así como una ética con la que debemos acabar, la idea de que tú te puedas preocupar por alguien más. Un sistema público de educación se basa en el principio de que unos se preocupan por otros. Te preocupa que el joven de la calle reciba una educación. Y eso se tiene que acabar. Esto es bastante parecido a las preocupaciones que tenían los obreros en las fábricas de Lowell, Massachusetts hace 150 años. Ellos trataban de detener lo que llamaban el nuevo espíritu de la era: "Enriquécete, olvídate de todo menos de ti mismo." Queremos detener eso. No somos así. Somos seres humanos. Nos preocupamos por otras personas. Queremos hacer cosas conjuntamente. Nos preocupamos porque el joven de la calle reciba educación. Nos preocupamos de que otros tengan un camino, aunque no lo transiten. Nos preocupa la esclavitud infantil en Tailandia. Nos preocupamos por que una persona mayor pueda comer. Eso es seguridad social. Nos preocupamos por que otros puedan comer.

Hay un gran esfuerzo en debilitar todo eso, en tratar de privatizar las aspiraciones para así controlar totalmente a la gente. Privatizando las aspiraciones estaremos completamente controlados. El poder privado va por su propio camino, el resto de las personas tienen que subordinarse a él. Bueno, eso es parte del argumento para atacar el sistema de educación pública, que se está extendiendo rápidamente a las universidades. En las universidades hay un movimiento hacia el corporativismo y esto tiene muy claros efectos. Se puede observar en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), donde enseño, lo puedes ver por todas partes. Se quiere crear, como en la industria, una fuerza de trabajo más flexible. Esto significa debilitar la seguridad. Significa tener mano de obra temporal y más barata, como estudiantes graduados, que no deben ser bien remunerados y que pueden ser descartados -son temporales. Está bien, ellos van a estar por aquí un par de años, luego los desechas y contratas a otros temporales.

Esto afecta notablemente la investigación. Estoy seguro que lo puedes ver aquí, pero una institución de investigación como en la que yo estoy, el MIT, lo puedes ver bastante claro. El financiamiento de entidades públicas se está reduciendo, incluyendo incidentalmente al Pentágono (de hecho principalmente al Pentágono) quien desde hace mucho había comprendido que su rol doméstico consistía en encubrir las transferencias de los fondos públicos en beneficio privado. Cuando la financiación va desde el Pentágono y la Fundación Nacional de Ciencia hacia las corporaciones, hay una transferencia evidente. Una corporación, digamos, una corporación farmacéutica no está particularmente interesada en invertir en una investigación que nos ayude a todos. Hay excepciones, pero en general, no va a querer invertir, digamos en biología fundamental, algo que podría ser de beneficio público y que todos podríamos usar dentro de 10 ó 20 años. Va a querer invertir en algo de lo cual pueda obtener ganancias, y más aún, ganancias a corto plazo. Hay una importante tendencia, -y perfectamente natural para las corporaciones inversoras-, al secretismo y a llevar a cabo más proyectos aplicables a corto plazo; proyectos propiedad de las mismas, cuyo uso y publicación puedan controlar como propietarios. Bien lo saben, técnicamente las corporaciones de inversión no pueden reclamar mantener el secreto, pero esto sólo técnicamente. De hecho sí pueden, con la amenaza de no invertir imponen el secretismo. Actualmente hay casos como éste, tan dramáticos que han aparecido en el Wall Street Journal.

Apareció un artículo en el Wall Street Journal, el verano pasado, puede que lo hayan visto, sobre el MIT, mi lugar. Lo que sucedió fue que un estudiante de ciencias de la computación rehusó responder a una pregunta en un examen. Cuando fue consultado por el profesor, dijo que sabía la respuesta pero que estaba bajo condición por otro profesor de no responderla, y la razón fue ésa, en la investigación que él estaba realizando para este otro profesor, ya había trabajado en la respuesta a esa pregunta; pero quiso mantenerla en secreto porque ellos querían hacer dinero o alguna otra cosa con ella. Bueno, esto fue tan escandaloso que hasta el Wall Street Journal se escandalizó.

Pero este es el tipo de cosas que se pueden esperar cuando hay un movimiento hacia el corporativismo. Después de todo, las corporaciones no son sociedades benevolentes. Como dijo acertadamente Milton Friedman aunque en otras palabras, la cúpula de directores de una corporación, de hecho tiene una obligación legal de ser un monstruo, un monstruo ético. Su obligación legal es maximizar los beneficios para los accionistas. No están obligados a hacer cosas lindas. Si lo estuvieran, seguramente sería ilegal, a menos que estuviera dirigido a apaciguar a la gente o a mejorar el intercambio comercial o algo. Ésta es la forma en que funciona. No esperes que las corporaciones sean benevolentes, no más benevolentes de lo que podrías esperar de una dictadura. Quizás puedas forzarlas a que lo sean, pero el problema es la estructura tiránica, y como las universidades están tomando ese camino, debes esperar todos esos efectos.

Y uno de esos efectos, en cierta forma yo creo que el más importante, es el debilitamiento de la concepción de solidaridad y cooperación. Yo pienso que eso es lo que radica en el corazón del ataque al sistema de escuelas públicas, el ataque a la seguridad social, el esfuerzo por bloquear cualquier forma de sistema nacional de salud, que ha estado funcionando durante años. Y, de hecho, esto ocurre en todas partes, y es comprensible.

Si quieres "regimentar las mentes de los hombres, tal como lo hace el ejército con sus cuerpos", tienes que debilitar esas nociones subversivas de apoyo mutuo, solidaridad, simpatía, preocupación por la gente, etc, etc…

El ataque a la educación pública es un ejemplo. Yo no sé cómo funciona aquí, pero en Massachusetts, donde lo veo directamente, hay un ataque comparable en las universidades estatales, donde estudian trabajadores, gente que vuelve a la universidad luego de dejar a medias su carrera, madres que vuelven, gente de los ghettos urbanos, etc., etc. En eso consistía el sistema de universidades estatales, y esto está sufriendo un serio ataque por un interesante método. El método ha sido aumentar los estándares de entrada para las universidades estatales, pero sin desarrollar las escuelas. Entonces cuando no se desarrollan las escuelas pero se aumentan los estándares de entrada para las personas que están intentando seguir estudiando, es obvio lo que sucede. Tienes menor matrícula, y cuando baja la matrícula, tienes que recortar personal, pues recuerda que debemos ser eficientes, como las corporaciones. Entonces reduces el personal y recortas servicios, con lo cual puedes recibir a mucha menos gente todavía. Es como un proceso natural, y puedes ver dónde termina. Termina con gente o bien no entrando a la universidad, o bien intentando averiguar de alguna manera, cómo gastar 30.000 dólares al año en universidades privadas. Y sabes lo que eso significa. Todo ello es parte del esfuerzo general, creo, de crear un orden socio-económico bajo el control del poder privado. Esto aparece por todas partes.

EL LEVANTAMIENTO ZAPATISTA

Noam Chomsky

Han ocurrido grandes cambios en el orden global durante el último cuarto de siglo. En 1970 la "alianza opulenta" de los años posteriores a la guerra estaba yendo a la quiebra y había una presión cada vez mayor sobre los beneficios empresariales. Reconociendo que Estados Unidos ya no era capaz de desempeñar el papel de "banquero internacional", que tanto había beneficiado a las multinacional radicadas en este país, Richard Nixon desmanteló el orden económico internacional (el sistema de Bretton Woods), suspendiendo la convertibilidad del dólar en oro, imponiendo controles sobre precios y salarios y sobre tasas a la importación, e iniciando las medidas fiscales que orientan el poder del estado, mas allá de la pauta anterior, a favorecer a los ricos. Éstas han sido las políticas rectoras desde entonces, aceleradas durante los años de Reagan y mantenidas por los "nuevos demócratas". Se agudizó la incesante guerra de clases que libran los sectores financieros, extendiéndose a escala global.

Los pasos dados por Nixon cuentan entre los factores que condujeron a un enorme aumento del capital financiero no regulado y a un giro radical de su empleo, que eran las inversiones a largo plazo y el comercio pasó a ser la especulación. El efecto ha consistido en arruinar la planificación de la economía nacional, al verse los gobiernos obligados a mantener la "credibilidad" en los mercados, lo que ha impulsado a muchas economías "hacia un equilibrio entre poco crecimiento y alto desempleo", comenta John Eatwell, economista de la Universidad de Cambridge, con estancamiento o disminución de los salarios reales, aumento de la pobreza y la desigualdad, y mayor auge de los mercados y de los beneficios de la minoría. El proceso paralelo de internacionalización de la producción proporciona nuevas armas para minar a la población trabajadora de Occidente, que debe aceptar como termino a su "lujo" estilo de vida y aprobar la "flexibilidad de los mercados de trabajo" (sin saber si tendrá empleo mañana), perora llena de contento la prensa del capital. La vuelta de la mayor parte de Europa Oriental a sus orígenes en el tercer mundo amplía de una manera considerable las perspectivas. El ataque contra los derechos de los trabajadores, contra los valores sociales y contra el funcionamiento de la democracia a todo lo ancho del mundo refleja estas victorias.

El triunfalismo de los estrechos sectores elitistas es bastante comprensible, lo mismo que la desesperanza y la rabia fuera de los círculos privilegiados.

El levantamiento, el día de Año Nuevo, de los campesinos indígenas de Chiapas resulta fácilmente comprensible en este contexto general. El levantamiento coincidió con la entrada en vigor del TLC, que el ejército zapatista calificaba de "sentencia de muerte" para los indios, un regalo para los ricos que ahondará la división entre la riqueza estrechamente concentrada y la miseria de las masas, destruyendo lo que queda de la sociedad indígena.

La conexión con el TLC es en parte simbólica, siendo los problemas mucho más profundos. "Somos el producto de 500 años de lucha", afirmaba la declaración de guerra zapatista. La lucha es hoy "por el trabajo, por la tierra, por la vivienda, por la comida, por la asistencia sanitaria, por la enseñanza, por la independencia, por la libertad, por la democracia, por la justicia y por la paz". "Los verdaderos antecedentes", agregó el vicario general de la diócesis de Chiapas, "son la absoluta marginalización y pobreza y la frustración de muchos años de intentar mejorar la situación".

Los campesinos indígenas son las víctimas más perjudicadas por la política del gobierno mexicano. Pero su zozobra se comparte ampliamente. "Cualquiera que tenga la oprotunidad de estar en contacto con los millones de mexicanos que viven  en la extrema pobreza sabe que vivimos junto a una bomba de relojería", observa la columnista mexicana Pilar Valdéz. 

En la pasada década de la reforma económica, el número de personas que viven en la extrema pobreza en las zonas rurales ha aumentado casi un tercio. La mitad del total de la población carece de recursos para satisfacer las necesidades básicas, con un aumento espectacular desde 1980. Siguiendo las prescripciones del Fondo Monetario Internacional (FNI) y el Banco Mundial, la agricultura se concentró en productos para la exportación y piensos, beneficiando al agribusiness, a los consumidores extranjeros y a los sectores acaudalados de México, mientras que la malnutrición se convertía en un importante problema de salud, disminuía el empleo agrícola, se abandonaban tierras cultivadas y México empezaba a importar cantidades masivas de alimentos. Los salarios reales de las manufacturas cayeron en picado. La parte del producto bruto correspondiente a la mano de obra, que había ido creciendo hasta mediados de los años setenta, ha diminuido desde entonces en bastante más de un tercio. Son los efectos que normalmente acompañan a las reformas neoliberales. Los estudios del FMI muestran "una tendencia firme y sostenida a disminuir la participación de la mano de obra en la renta" bajo el impacto de sus "programas de estabilización" para América Latina, observa el economista Manuel Pastor.

El ministro de Comercio mexicano celebró la caída de los salarios por suponer un atractivo para los inversores extranjeros. Así es, junto con la represión de los trabajadores, el escaso cumplimiento de las restricciones ambientales y la orientación general de la política social según los deseos de la minoría privilegiada. Estas medidas políticas fueron naturalmente bien acogidas por las instituciones industriales y financieras que están ampliando su control sobre la economía global, con la ayuda de los mal llamados acuerdos de "libre comercio".

Se cuenta con que el TLC expulse de la tierra a buena cantidad de trabajadores agrícolas, colaborando a la miseria rural y al excedente de mano de obra. Se cuenta con el empleo en manufacturas, que va descendiendo bajo las reformas, caiga más deprisa. Un estudio hecho en México, por una importante publicación económica, El Financiero, predijo que el país perdería casi una cuarta parte de la industria manufacturera y el 14 por 100 de sus empleos en los dos primeros años. "Los economistas predicen que varios millones de mexicanos perderán probablemente su empleo en los cinco años siguientes a entrar en vigor el acuerdo", informaba Tim Golden en el New York Times. Estos procesos deben rebajar los salarios aún más mientras aumentan los beneficios y la polarización, con predecibles efectos en Estados Unidos y Canadá.   

Buena parte del atractivo del TLC, como acostumbran a subrayar sus abogados más francos, consiste en que "sella" las reformas neoliberales que han supuesto años de retroceso para los derechos laborales y para el desarrollo económico, lo que ha reportado empobrecimiento y sufrimientos para las masas a la vez que enriquecimiento para la minoría y los inversores extranjeros. La economía mexicana en general ha sacado "poco provecho" de esta "virtud económica", observa el Financial Times de Londres al analizar el poco crecimiento producido por "ocho años de política económica librecambista de manual", en buena parte atribuible a la incomparable ayuda financiera del Banco Mundial y Estados Unidos. Las altas tasas de interés han invertido parcialmente la masiva fuga de capitales, que fue un factor de primera importancia en la crisis mexicana de la deuda, aunque los intereses de la deuda son una carga cada vez mayor, de la que su mayor partida es actualmente la deuda interior de los mexicanos ricos.

No es sorprendente que hubiera una sustancial oposición al plan de "sellar" este modelo de desarrollo. El historiador Seth Fein, escribiendo desde la capital mexicana describía las grandes manifestaciones contra el TLC: "muy comprensibles, bien que poquísimo percibidos en Estados Unidos, clamores de desaliento contra la política del gobierno -que ha implicado abolición de los derechos constitucionales laborales, agrarios y educativos estipulados en la constitución nacional de 1917, reverenciada por el pueblo- que a muchos mexicanos les parece el verdadero significado del TLC y de la política exterior norteamericana aquí". Juanita Darling, corresponsal de Los Angeles Times, recogía la gran preocupación de los trabajadores mexicanos por la erosión de sus "derechos laborales a duro precio ganados", que "probablemente serán sacrificados conforme  las compañías, al querer competir con las compañias extranjeras, busquen la forma de rebajar los costos".

Un "Comunicado de los obispos de México sobre el TLC" condenó el acuerdo, a la vez que la política económica de que forma parte, a causa de sus deletéreos efectos sociales. Los obispos reiteraban la preocupación de la conferencia episcopal latinoamericana, celebrada en 1992, por que "la economía de mercado no se convierta en algo absoluto a lo que se sacrifique todo lo demás, acentuando la desigualdad y la marginalización de un gran segmento de la población": el probable impacto del TLC y similares acuerdos sobre los derechos de los inversores. La reacción de la patronal mexicana no fue unánime: las empresas más potentes eran favorables al tratado mientras que las medianas y pequeñas, y sus organizaciones, se mostraban dudosas u hostiles. El importante periódico mexicano Excelsior predijo que el TLC sólo beneficiaría a "aquellos mexicanos que son actualmente dueños de casi todo el país (el 15 por ciento recibe más de la mitad del PBI)", una "minoría desmexicanizada", y constituiría una nueva etapa de "la historia de Estados Unidos en nuestro país", "una (historia) de desenfrenados abusos y saqueos". También se opusieron al tratado muchos trabajadores (incluido el mayor sindicato no gubernamental) y otros grupos, que advirtieron sobre el impacto en los salarios, en los derechos de los trabajadores y en el medio ambiente, sobre la pérdida de soberanía, el aumento de la protección a los derechos de las empresas y de los inversores, y la exclusión de las opciones de crecimiento sostenido. Homero Aridjis, presidente de la principal organización ecologista de México, deploró "la tercera conquista que ha sufrido México. La primera fue por las armas, la segunda fue espiritual, la tercera es económica".

Pocos días después de votarse el TLC, el Senado estadounidense aprobó "el mejor paquete (de leyes) contra la delincuencia de la historia" (senador Orrin Hatch), por el que se solicitaba 100.000 nuevos policías, cárceles regionales de alta seguridad, campos penitenciarios para delincuentes juveniles, ampliación de la pena de muerte y endurecimiento de las sentencias, mas otras estipulaciones onerosas. Entrevistados por la prensa, los expertos en servicios policiales dudaban de que la legislación tuviera muchos efectos sobre la delincuencia, puesto que no abordaba las "causas de la desintegración social que produce los crímenes violentos". Encabezarían estas causas las medidas políticas, de orden social y económico, que polarizan la sociedad norteamericana, políticas que han avanzado un paso mas con el TLC. Las nociones de "eficacia" y "salud económica", preferidas de los acaudalados y privilegiados, no ofrecen nada a los sectores de población, cada vez mayores, que no valen para sacar beneficios y se ven abocados a la pobreza y la desesperación. Si no se consigue reducirlos a los slums de las ciudades, habrá que controlarlos de otra manera.

Como la sincronía del levantamiento zapatista, la coincidencia legislativa tuvo una significación algo más que simbólica.

El debate del TLC se centró en gran medida sobre la circulación de los puestos de trabajo, sobre lo que bien poco se ha sabido. Pero una expectativa más segura es la de que los salarios se mantendrán bajos de forma bastante general. "Muchos economistas creen que el TLC hará que bajen los sueldos", informaba Peter Pearlstein en el Washington Post, contando con que los "inferiores salarios mexicanos tendrán un efecto gravitatorio sobre los salarios estadounidences". Esto es algo con lo que cuentan incluso los partidarios del TLC, quienes reconocen que probablemente los trabajadores no especializados -alrededor del 70 por 100 de la fuerza de trabajo- sufran pérdidas salariales.

Al día siguiente de que el Congreso votara la aprobación del TLC, el New Yor Times publicaba su primer análisis de los efectos que cabía esperar del tratado en la región de Nueva York. El análisis era optimista, coherentemente con el apoyo entusiasta a todas las partes del acuerdo. Se centraba en los sectores que se esperaba que salieran ganando: los "basados en las finanzas o de sus inmediaciones", "la banca, las telecomunicaciones y las empresas de servicios de la zona", las compañías de seguros, las agencias de inversión, los bufetes especializados en derecho mercantil, la industria de las relaciones públicas, las asesorías de empresas y similares. Predecía que algunos fabricantes podrían salir ganando, fundamentalmente los empleados en las industrias de tecnología de punta, en las editoriales y en las de los productos farmacéuticos, que se beneficiarían de las medidas proteccionistas diseñadas para asegurar que las grandes corporaciones controlen la tecnología del futuro. De pasada, el análisis mencionaba que también habría perdedores, "predominantemente mujeres, negros e hispanos", y los "obreros poco especializados" en general; es decir, la mayor parte de la población de una ciudad donde el 40 por 100 de los niños vive ya por debajo de la frontera de la pobreza, víctimas de insuficiencias sanitarias y educativas que los "sellan" en un triste sino.

Haciendo notar que los salarios reales habían disminuido, y vuelto al nivel de los años sesenta en el caso de los trabajadores de producción y sin cargo, la Oficina de Evaluación tecnológica del Congreso predecía, en su examen de la versión proyectada (y puesta en vigor) del TLC, que "podría sellar Estados Unidos en un futuro de bajos salarios y baja productividad", aunque las revisiones propuestas por la misma oficina, por las organizaciones obreras y por otros críticos -nunca admitidos en el debate- podrían beneficiar a los habitantes de los tres países.

La versión del TLC que se ha puesto en práctica es probable que acelere una "grata evolución de trascendental importancia" (Wall Street Journal): la reducción del costo de la mano de obra en Estados Unidos, situándose por debajo de todos los países industriales salvo Gran Bretaña. En 1985, Estados Unidos iba a la cabeza de la clasificación salarial entre las siete mayores economías capitalistas (G-7), como cabía esperar del país mas rico del mundo. En una economía más integrada, el impacto es de ámbito mundial, conforme los competidores hayan de acomodarse. La GM puede trasladarse a México, o bien ahora a Polonia, donde encontrará obreros por una fracción de lo que cuesta la mano de obra en Occidente y con la protección de altos aranceles aduaneros y otras restricciones. La Voslwagen puede trasladarse a la República Checa para beneficiarse de protecciones similares, llevándose los beneficios y dejando los costos al estado. Daimler-Benz puede hacer arreglos similares en Alabama. El capital puede moverse libremente, los trabajadores y las comunidades sufren las consecuencias. Y mientras tanto el inmenso aumento de la especulación no regulada ejerce fuertes presiones contra las políticas gubernamentales activas.

Hay muchos factores que impulsan la sociedad global hacia un futuro de bajos salarios, poco crecimiento y altos beneficios, con una creciente polarización y desintegración social. Otra consecuencia es la trivialización de funciones democráticas importantes al recaer la toma de decisiones en instituciones privadas y en las estructuras cuasiestatales que se van aglutinando alrededor de aquellas, lo que el Financial Times llama el "gobierno mundial de facto" que opera en secreto y sin rendir cuentas.

Esta evolución tiene poco que ver con el liberalismo económico, un concepto de limitada significación en un mundo donde una gran proporción del "comercio" consiste en transacciones dentro de sociedades con dirección centralizada (la mitad de las exportaciones estadounidenses al México anterior al TLC, por ejemplo: exportaciones que nunca entran en el mercado mexicano). MIentras, el poder privado exige y recibe protección contra las fuerzas del mercado, lo mismo que en otros tiempos.

"Los zapatistas pulsaron en realidad una cuerda que abarca un gran segmento del populacho mexicano", comentaba Eduardo Gallardo, politólogo mexicano, poco después de la rebelión prediciendo que los efectos serían de amplio espectro, incluidos avances hacia el agotamiento de la dictadura con elecciones que hace tanto tiempo perdura. Las encuestas mexicanas respaldan esta conclusión indicando el apoyo mayoritario a las razones dadas por los zapatistas para su rebelión. Una cuerda similar se pulsó a escala mundial, incluidas las sociedades industriales ricas, donde muchas personas reconocieron que las preocupaciones de los zapatistas no eran diferentes de las propias, a pesar de las muy distintas circunstancias. El apoyo fue adicionalmente estimulado por las imaginativas iniciativas de los zapatistas para llegar a sectores más amplios y hacerlos participar en el empeño común, o en empeños paralelos, por hacerse con el control de la propia vida y el propio destinto. La solidaridad dentro del país e internacional fue sin duda un factor fundamental para impedir la brutal represión militar que se esperaba, y ya ha tenido un espectacular efecto revitalizador en el sindicalismo y los activistas de todo el mundo.

La protesta de los campesinos indígenas de Chiapas sólo es un parco vislumbre de las "bombas de relojería" que han de explotar, no sólo en México.

NOTAS SOBRE NAFTA: AMOS DE LA HUMANIDAD

Noam Chomsky

A través de la historia, anotó Adam Smith, encontramos las obras de "la máxima infame de los amos de la humanidad": "Todo para nosotros y nada para el resto de la Gente." Tenía pocas ilusiones sobre las consecuencias. La mano invisible, escribió, destruirá la posibilidad de una existencia humana decente "a menos que el gobierno se esfuerce por impedir" este resultado, como debiera asegurarse en "toda sociedad mejorada y civilizada." Destruirá la comunidad, el medio ambiente y los valores humanos en general - e incluso a los amos mismos, motivo por el cual las clases negociantes han apelado regularmente a la intervención estatal para protegerse de las fuerzas del mercado.

Los amos de la humanidad en los días de Smith eran los "comerciantes y fabricantes," que eran los "arquitectos principales" de la política del estado, utilizando su poder para ocasionar "terribles desgracias" a los vastos reinados que subyugaban y para dañar también al pueblo de Inglaterra, aunque "se velaba de manera peculiar por" sus propios intereses. En nuestros días los amos son, cada vez más, las corporaciones y las instituciones financieras supranacionales que dominan la economía mundial, incluyendo el comercio internacional - un término dudoso para un sistema en el que algo como un 40 por ciento del comercio de los EEUU tiene lugar dentro de compañías, centralmente gerenciadas por las mismas manos altamente visibles que controlan la planificación, la producción y las inversiones.

El Banco Mundial informa que las medidas proteccionistas de los países industrializados reducen los ingresos nacionales en el Sur por algo como el doble del monto de la ayuda oficial a la región - ayuda que en si misma constituye fundamentalmente una promoción a la exportación, en su mayor parte dirigida a los sectores más ricos (menos necesitados, pero mejores consumidores). En la década pasada la mayor parte de los países ricos han aumentado el proteccionismo, con los Reaganitas encabezando a menudo la cruzada contra el liberalismo económico. Estas prácticas, junto con los programas dictados por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, han ayudado a doblar desde 1960 la distancia entre los países ricos y pobres. Las transferencias de recursos de los pobres a los ricos ascendieron a más de 400 billones de dólares desde 1982 a 1990, "el equivalente en dólares actuales a unos seis Planes Marshall suministrados por el Sur al Norte," observa Susan George del Instituto Transnacional en Amsterdam; anota asimismo que los bancos comerciales fueron protegidos mediante la transferencia al sector público de sus créditos irrecuperables. Como en el caso de los S&Ls y de la industria avanzada en general, "el capitalismo de libre mercado" ha de ser libre de riesgo para los amos, tan plenamente como sea posible.

La guerra de clases internacional se refleja en los Estados Unidos, donde los salarios reales han caído al nivel de mediados de los años 60. El estancamiento de los salarios, ampliado a los universitarios, se convirtió en un descenso pronunciado a mediados de los 80, en parte como consecuencia de la caída en los "gastos de defensa", nuestro eufemismo para la política industrial estatal que permite que la "empresa privada" se alimente en el abrevadero público. A mediados de 1992 había más de 17 millones de trabajadores desempleados o subempleados informan los economistas del Instituto de Política Económica Lawrence Mishel y Jared Bernstein - un aumento de 8 millones durante los años de Bush. Un 75 por ciento de esta cifra estaba constituido por pérdidas permanentes de empleos. De la ganancia limitada en riqueza total durante los 80, "el 70 por ciento correspondía al 1 por ciento superior de los empleos remunerados mientras que el sector inferior de ingresos perdía en su totalidad," según el economista del MIT Rudiger Dornbusch. Las estructuras de ejercicio del poder han tendido a fusionarse alrededor del poder económico. El proceso continúa. En el Financial Times de Londres, James Morgan describe el "gobierno de facto del mundo" que está formándose en la "nueva edad imperial": el FMI, el Banco Mundial, el Grupo de las 7 naciones industrializadas, el Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio (GATT) y otras instituciones diseñadas para servir los intereses de las corporaciones, bancos y firmas de inversión transnacionales.

Otra característica valiosa de estas instituciones es su inmunidad a la influencia pública. La hostilidad de las elites contra la democracia tiene raíces profundas, comprensiblemente, pero ha habido una variedad de opiniones. En el extremo "progresista," Walter Lippmann alegaba que "el público debe ser puesto en su lugar," de manera que los "hombres responsables" puedan gobernar sin la interferencia de "extraños ignorantes e intrusos" cuya "función" debiera limitarse a ser "espectadores interesados de la acción," seleccionando periódicamente en elecciones a miembros de la clase dirigente, para luego retornar a sus ocupaciones privadas. Los reaccionarios estatistas llamados "conservadores" adoptaban típicamente una línea más dura, rechazando incluso el papel de espectador. De ahí la atracción para los Reaganitas de las operaciones clandestinas, la censura y otras medidas para asegurarse de que un estado poderoso e intervencionista no fuera molestado por la chusma. La "nueva edad imperial" marca un cambio hacia el extremo reaccionario del espectro antidemocrático.

Hay que considerar dentro de este cuadro al Tratado de Libre Comercio Norteamericano (NAFTA) y al GATT. Nótese en primer lugar que semejantes acuerdos tienen sólo una relación limitada con el libre comercio. Un objetivo primario de los EEUU es el aumento de la protección de la "propiedad intelectual," incluyendo el software, las patentes para semillas y drogas, etc. La Comisión de Comercio Internacional de los EEUU estima que las compañías estadounidenses pueden ganar 61 billones de dólares del Tercer Mundo si las exigencias proteccionistas de los EEUU son satisfechas en el GATT (como lo son en el NAFTA), a un costo para el Sur que hará parecer pequeño el inmenso flujo actual del Sur al Norte de capital resultante del servicio de deudas. Tales medidas están predestinadas a asegurar que las corporaciones establecidas en los EEUU, controlen la tecnología del futuro, incluyendo la biotecnología, la que, se espera, permitirá a la empresa privada protegida que controle la salud, la agricultura y los medios de vida en general, encerrando a los pobres en la dependencia y la desesperación.

Los mismos métodos están siendo empleados para minar los servicios de salud desagrablemente eficientes de Canadá imponiendo barreras al uso de drogas genéricas, aumentando así considerablemente los costos - y las ganancias de las corporaciones subvencionadas por el estado en los EEUU. El NAFTA también incluye requerimientos intricados de "reglas de origen" establecidos para excluir a los competidores extranjeros. Se dedican doscientas páginas a reglas para asegurar un alto porcentaje de valor agregado en Norteamérica (medidas proteccionistas que debieran ser aumentadas, alegan algunos oponentes estadounidenses del NAFTA). Además, los acuerdos van mucho más allá del comercio (en realidad no se trata en gran parte en sí de comercio sino que, como hemos señalado, de transferencias inter-compañías). Un objetivo primario de los EEUU es la liberalización de los servicios, que permita a los bancos supranacionales que desplacen a los competidores domésticos y eliminen así cualquier amenaza de planeamiento económico nacional y un desarrollo independiente. Los acuerdos imponen una mezcla de liberalización y protección, orientada a mantener firmemente la riqueza y el poder en las manos de los amos de la "nueva edad imperial."

El NAFTA es un acuerdo ejecutivo, alcanzado el 12 de agosto de 1992, justo a tiempo para volverse un tema importante en la campaña presidencial estadounidense. Fue mencionado, pero apenas. Para dar sólo un ejemplo de cómo se evitó un debate, tomemos el caso del Comité Asesor Laboral (CAL) establecido por la Ley Laboral de 1974 para asesorar al ejecutivo en todo acuerdo laboral. El CAL, que se basa en los sindicatos, fue informado de que su informe sobre NAFTA debía estar listo el 9 de septiembre. El texto de este intricado tratado se les suministró un día antes. En su informe, el CAL indica, "la Administración se negó a permitir todo consejo externo sobre el desarrollo de este documento y se negó a proveer un borrados para comentarlo." La situación en Canadá y en México fue similar. Ni siquiera se informa sobre los hechos. De tal manera, nos acercamos al ideal buscado hace tiempo: procedimientos democráticos formales vacíos de todo sentido, mientras los ciudadanos no sólo no importunan en la arena pública sino que tienen apenas una idea de las políticas que influirán en sus vidas.

Uno puede comprender fácilmente la necesidad de mantener al público "en su sitio." Aunque la escasa información de prensa es abrumadoramente favorable al NAFTA en su forma actual, el público se opone por casi 2 a 1 (del 60 por ciento que tiene una opinión). Aparte de alguna retórica limitada y de unas pocas intervenciones de Ross Perot, ese hecho fue irrelevante para la campaña presidencial, igual como fueron la reforma de la salud y una cantidad de otros temas en los que la opinión pública permanece en su mayoría fuera del espectro de opciones consideradas por los "hombres responsables."

El Comité Asesor Laboral concluyó que el tratado ejecutivo sería una bonanza para los inversores pero perjudicaría a los trabajadores estadounidenses y probablemente también a los mexicanos. Una consecuencia probable es una aceleración de la migración de las áreas rurales a las urbanas cuando los productores mexicanos de maíz sean eliminados por el negocio agrícola estadounidense, deprimiendo aún más los salarios que ya han descendido fuertemente en los últimos años y que probablementepermanecerán bajos, gracias a la severa represión que es un elemento crucial del tan celebrado "milagro económico" mexicano.

La parte laboral de los ingresos personales en México declinaron de un 36 por ciento a mediados de los 70 a 23 por ciento en 1992, informa el economista David Barkin, mientras que menos de 8000 cuentas (incluyendo 1500 de propiedad de extranjeros) controlan más de un 94 por ciento de las acciones en manos del público.

Los derechos de propiedad están bien protegidos por el NAFTA, notan los analistas del CAL y otros, mientras que se ignoran los derechos de los trabajadores. El tratado también va a tener, probablemente, efectos ecológicos dañinos, alentando la transferencia de la producción a regiones donde el control es poco estricto. El NAFTA "tendrá el efecto de prohibir que los organismos democráticamente elegidos a [todos] los niveles de gobierno promulguen medidas consideradas en contradicción con las provisiones del acuerdo," continúa el informe del CAL, incluyendo aquellas sobre el medio ambiente, los derechos de los trabajadores y la salud y la seguridad, todas refutables como una "limitación injusta del comercio."

Semejantes desarrollos ya están ocurriendo en el marco del acuerdo de "libre comercio" entre EEUU y Canadá. Incluyendo esfuerzos que requieren que Canadá abandone medidas para proteger el salmón del Pacífico, que ajuste las reglas para pesticidas y el nivel de emisiones a aquellos estándares menos estrictos de los EEUU, que termine con los subsidios para la reforestación después de aserrar y prohibir un plan de seguros de autos de un solo pagador en Ontario que costaría cientos de millones de pérdida de ganancias a las compañías de seguro de los EEUU. Mientras tanto Canadá ha acusado a los EEUU de violar el "justo comercio" al imponer estándares de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) sobre el uso de asbesto y al requerir el uso de fibras recicladas en el papel de diarios. Tanto bajo el NAFTA como en el GATT, hay opciones sin fin para socavar los esfuerzos populares por proteger las condiciones de vida.

En general, concluye el informe del CAL, "las corporaciones estadounidenses y los propietarios y gerentes de aquellas corporaciones, van a cosechar inmensas ganancias. Los EEUU. en su conjunto, sin embargo, van a perder y algunos grupos en particular van a perder mucho." El informe llama a una renegociación, ofreciendo una serie de propuestas constructivas. Esto sigue siendo una posibilidad si la coalición laboral, ecologista y de otros grupos populares que ha estado pidiendo tales cambios gana suficiente apoyo popular.

Un informe de octubre de 1992 de la Oficina del Congreso para la Evaluación de la Tecnología llegó a conclusiones similares. Un NAFTA "desnudo" del tipo que se propone actualmente ratificaría "la mala administración de la integración económica" y "bloquearía a los Estados Unidos en un futuro de bajos salarios y baja productividad." Alterado radicalmente para incorporar "medidas de política social doméstica y continental y acuerdos paralelos con México sobre aspectos ecológicos y laborales," el nafta podría tener consecuencias benéficas para el país. Pero el país es sólo un tema secundario para los amos, que juegan con otras cartas. Las reglas de su juego fueron reveladas por lo que el New York Times llamó "la Paradoja del 92: Economía Débil, Ganancias Fuertes." Como entidad geográfica, "el país" puede declinar. Pero los intereses de los "arquitectos principales" de la política serán "atendidos la manera más cuidadosa."

Una consecuencia de la globalización de la economía es el crecimiento de nuevas instituciones para servir los intereses del poder privado transnacional. Otra es la extensión del modelo social del Tercer Mundo, con islas de enormes privilegios en un mar de miseria y desesperación. Una caminata por cualquier ciudad estadounidense da una cara humana a las estadísticas sobre la calidad de la vida, la distribución de la riqueza, la pobreza y el empleo. Y otros elementos de la "Paradoja del 92." La producción ha pasado crecientemente a áreas de alta represión y bajos salarios y ha sido dirigida a sectores privilegiados en la economía global. Grandes partes de la población se han vuelto superfluos para la producción y tal vez incluso como mercado, no como en los días en que Henry Ford comprendió que no podía vender autos a menos que sus obreros fueran pagados lo suficiente para poder comprar autos ellos mismos.

Hay casos en particular que ilustran la situación. General Motors planifica cerrar casi dos docenas de plantas en los EEUU y Canadá, pero se ha convertido en el mayor empleador privado en México. Ha abierto una planta de montaje de 690 millones de dólares en Alemania Oriental, donde los empleados están dispuestos "a trabajar más horas que sus colegas mimados de Alemania Occidental," a 40 por ciento de los salarios y con pocos beneficios" como explica alegremente el Financial Times. El capital puede moverse rápidamente, pero la gente no puede, o aquellos que aplauden selectivamente las doctrinas de Adam Smith, que incluyen crucialmente "la libre circulación de las fuerzas de trabajo," no le permite que lo haga. El retorno de gran parte de Europa oriental a su tradicional papel de servicio ofrece nuevas oportunidades para que las corporaciones reduzcan sus costos, gracias al "creciente desempleo y el empobrecimiento de grandes sectores de la clase trabajadora industrial" en el Este a medida que progresan las reformas capitalistas, según Financial Times.

Los mismos factores proveen a los amos con nuevas armas contra la chusma en casa. Europa debe "darle duro a los altos salarios y a los impuestos a las corporaciones, las breves horas de trabajo, la inmovilidad laboral y los lujosos programas sociales," advierte Business Week. Debe aprender la lección de Gran Bretaña, donde por fin "se está haciendo algo bien," observa elogiosamente The Economist con "sindicatos encadenados por las leyes y bajo control," "alto desempleo" y el rechazo de la carta social de Maastricht así que los empleadores están protegidos "de la sobre-regulación y de la baja-flexibilidad laboral." Los trabajadores estadounidenses deben absorber las mismas lecciones.

Los objetivos básicos fueron descritos lúcidamente por el Director Gerente de United Technologies, Harray Gray, citado en un valioso estudio del NAFTA por William McGaughey de la Coalición de Comercio Justo de Minnesota, "un ambiente de negocios mundial que no está encadenado por la interferencia gubernamental" (por ejemplo, "requerimientos de embalaje y etiquetado" y "procedimientos de inspección" para proteger a los consumidores). Este es el valor humano predominante, al que hay que subordinar todo lo demás. Gray no objeta, desde luego, a la "interferencia gubernamental" del tipo que permite existir a su corporación, un retoño del sistema del Pentágono. La retórica neoliberal debe ser empleada selectivamente como un arma contra los pobres; los ricos y los poderosos continuarán basándose en el poder estatal.

Estos procesos continuarán independientemente del NAFTA. Pero, como lo explica el presidente de Eastman Kodak Kay Whitmore, el tratado debe "bloquear la apertura de la economía mexicana de manera que no pueda volver a sus formas proteccionistas." Debe capacitar a México "para que solidifique sus notables reformas económicas," comenta Michael Alto, director de Estudios Económicos del Consejo sobre Relaciones Exteriores, refiriéndose al "milagro económico" para los ricos que ha devastado a la mayoría pobre. Puede eludir el peligro indicado por un Taller de Estrategia de Desarrollo Latinoamericano en el Pentágono en septiembre de 1990, que opinó que las relaciones con el régimen mexicano eran "extraordinariamente positivas," no afectadas por elecciones robadas, escuadrones de la muerte, tortura endémica, el tratamiento escandaloso de obreros y campesinos, etc., pero que veía una nube en el horizonte: "una apertura democrática en México podría poner a prueba la relación especial al llevar al poder a un gobierno más interesado en desafiar a los EEUU sobre bases económicas y nacionalistas." Como siempre, la amenaza básica es una democracia que funciona.

Los acuerdos comerciales anulan los derechos de los trabajadores, consumidores y las generaciones futuras que no pueden "votar" en el mercado sobre aspectos ecológicos. Ayudan a mantener al público "en su sitio." Estas no son características necesarias de semejantes acuerdos, sino más bien consecuencias naturales de los grandes éxitos logrados en los últimos años en la reducción de la democracia a formas vacías, de manera que la infame máxima de los amos pueda ser obedecida sin demasiada interferencia.

SOBRE MANTENERSE INFORMADO Y LA “DEFENSA PROPIA” INTELECTUAL*

Noam Chomsky

No hay forma de estar informado sin dedicarle esfuerzo, tengamos en mente lo que tengamos, sea sobre lo que pasa en el mundo, sobre la física, sobre el béisbol, lo que sea. La comprensión no es gratis. Es cierto que la tarea, para un individuo concreto, es entre horriblemente difícil y completamente imposible. Pero está al alcance de cualquiera que sea parte de una comunidad que trabaja en equipo (y eso es cierto para los otros casos también). Lo mismo ocurre con la "defensa propia" intelectual. Se requiere mucha confianza en uno mismo, quizá más de la que uno debería tener, para tomar una posición sólo porque te parece correcta en oposición a todo lo que ves y oyes. Incluso hay pruebas sobre eso: bajo condiciones experimentales la gente niega lo que saben que es cierto cuando se les informa que otros en quienes tienen razones para confiar hacen lo mismo (los clásicos experimentos de psicología social de Solomon Asch, que a menudo se presentaban como prueba de que la gente es conformista e irracional, pero que se pueden entender de forma diferente, para indicar que la gente es bastante razonable y usa toda la información a su alcance).

Más importante que todo esto es que una comunidad, una organización, puede ser la base para la acción y, aunque entender el mundo puede ser bueno para el alma (sin pretender ser cínico), no ayuda a nadie, ni a uno mismo de hecho, si no lleva a la acción. Hay también muchas técnicas para penetrar el velo de la propaganda que deberían ser automáticas cuando tratamos con los productos de las instituciones doctrinales (los medios de comunicación, las revistas de opinión, los expertos). Por ejemplo, es muy común que el marco básico de un artículo sea horriblemente engañoso, cumpliendo con los dictados doctrinales, pero que dentro de él se puedan descubrir indicios de que está pasando algo más. Recomiendo a menudo leer la prensa convencional empezando por los párrafos finales. No es una broma. El titular, la presentación, los párrafos iniciales, están diseñados (conscientemente, se aprende eso en la facultad de Periodismo) para dar la visión general y la historia que leerán la mayoría de lectores, que no se tomarán la molestia de leer la letra pequeña, de pensar mucho sobre el tema y de compararlo con la versión del día anterior. Te encuentras eso todo el rato.

Como ilustración, acabo de leer el New York Times del domingo. Hay un interesante artículo de Ralph Blumenthal en el suplemento dominical llamado "Comparando lo inexpresable con lo impensable". Es un resumen de su largo artículo del 4 de marzo, con Judith Miller, sobre la espeluznante historia de la guerra biológica por parte de Japón en la 2ª Guerra Mundial, tanto en experimentación como en uso, bastante comparable a Mengele como el artículo remarca correctamente. Hablan de la ominosa Unidad 731, y de su director el General Ishii. El marco general del artículo es "¿cómo pudo existir tanto mal?", "Japón rechaza los requerimientos de información", "¿cómo pudieron ser tan diabólicos los Japoneses?", etc, un género útil y familiar, que he comentado muchas veces, en comparación con el examen de uno mismo, un ejercicio útil y revelador.

El artículo original condena a Japón por rechazar los intentos de investigación del Departamento de Justicia de los EE.UU, que intenta sacar a la luz tan terribles crímenes y prohibir a los supuestos participantes (japoneses) su entrada a los EE.UU.

Un lector avispado, que haya estado siguiendo el tema durante años, se dará cuenta de los indicios de alguna otra cosa, cuidadosamente higienizada en el artículo y en el resumen, y adecuadamente escondida. Aquí van algunos ejemplos, limitándome al artículo resumido de hoy.

El artículo afirma que "a principios de los 80, estudiosos y periodistas americanos y británicos redescubrieron el tema de la guerra bacteriológica, presentando nuevos detalles de la participación americana en el encubrimiento de esos crímenes". Muestra cuán magníficos y abnegados son los "estudiosos y periodistas americanos y británicos". La verdad, como Blumenthal difícilmente puede no saber, es que el gobierno de los EE.UU. (y los expertos y periodistas de renombre) NO estaban cubriendo la historia (y probablemente la estaban encubriendo), incluyendo la naturaleza y extensión de la participación estadounidense, y que él y sus colegas continúan en esa línea. Los hechos no fueron revelados "a principios de los 80" por "estudiosos y periodistas americanos y británicos" sino en el número de Octubre-Diciembre de 1980 del "Bulletin of Concerned Asian Scholars" [Revista de Estudiosos Asiáticos Comprometidos]. Esta es una de las revistas que surgió de la disidencia y crítica de la ideología y expertos convencionales en los 60, y este artículo es un ejemplo de su éxito en sacar a la luz material que la prensa convencional (el NY Times con seguridad) quería que siguiera oculto. El autor de ese artículo, que proporcionó gran cantidad de detalles, era John Powell, que había sido perseguido por comités del Congreso, se le habían negado empleos, se le había condenado por sedición, se le cerró su revista sobre China, etc. Todo esto es altamente relevante para las historias de Blumenthal y Miller, pero decir la verdad, que conocen con toda seguridad, no ayudaría a crear la imagen correcta de adulación de nuestras instituciones libres y del coraje e integridad de sus líderes y participantes.

El artículo del Times expresa que el "retraso" en reconocer los crímenes de guerra japoneses "ilustra la visión eurocéntrica de los occidentales sobre el sufrimiento en tiempos de guerra así como asombrosas diferencias en la voluntad de los dos antiguos aliados del Eje para asumir su pasado" y arroja "una dura luz sobre las rivalidades de la guerra fría". El "retraso", de hecho, ilustra algo completamente diferente: resulta del hecho que los EE.UU. se puso al mando de la operación y protegió a los Mengeles que ahora pretende tener tantas ganas de desenmascarar, usando su trabajo como la base para el inmenso programa estadounidense de guerra biológica y bacteriológica. Hacia 1949 el Estado Mayor ya había incorporado esos resultados en sus planes de "ataque inicial" y se les dio autorización oficial en 1956.

En cuanto a la manida referencia a la "guerra fría", esa es una técnica estándar (virtualmente un reflejo) para tapar crímenes pasados; se está invocando ahora en el caso de América Central, en formas tan cobardes como vergonzantes. Uno siempre debería leer con atención cuando se invoca la frase ritual "guerra fría". Pero lo crucial es que el "retraso" tiene poco que ver con lo que se menciona, y mucho que ver con lo que MUY convenientemente se ignora.

El artículo del Times expresa que los juicios soviéticos a los japoneses por crímenes de guerra biológica fueron "en buena parte ignorados o rechazados en el Oeste como propaganda comunista" y que los EE.UU. no juzgaron a nadie por esos crímenes. Cierto, y un retrato veraz del New York Times por ejemplo (como se habría remarcado en un artículo honesto), pero lejos de ser toda la historia. Los juicios soviéticos contra los Mengele japoneses fueron ridiculizados como parte de la necesidad de ocultar la protección que los EE.UU. les estaba ofreciendo, y su continuación de sus criminales actividades. Se encuentran de nuevo indicios de lo que el Times sabe muy bien en la frase, hacia el final, que dice que los EE.UU. fueron capaces de "obtener los datos del General Ishii con artimañas". La historia completa es como se ha indicado.

Y eso es sólo una pequeña parte del tema. Como el Times difícilmente puede dejar de saber, hace un año la Editorial de la Universidad de Indiana publicó un extenso estudio sobre todos esos temas, basado en archivos chinos y estadounidenses recientemente disponibles (Endicott y Hagerman, "Los EE.UU. y la guerra biológica"). La historia va más allá de lo que yo he mencionado, que ya era bastante malo. El artículo del Times se refiere a nuevas pruebas de investigadores chinos sobre las víctimas de la guerra biológica/bacteriológica japonesa. Cierto, pero como también debe saber el Times, y como documentan Endicott y Hagerman, los mismos investigadores chinos también encontraron pruebas sobre las víctimas del uso por parte de los EE.UU. de lo que habían aprendido de Ishii y la unidad 731, en China y en Corea del Norte a principios de los 50. Es más, lo que aparece en esos documentos chinos según los investigadores chinos, tiene preocupantes correlaciones con información de los archivos estadounidenses, como comentan Endicott y Hagerman. En el pasado yo había descartado las acusaciones de guerra biológica o bacteriológica por parte de los EE.UU. en China y Corea del Norte. Ahora es más difícil. De hecho, ésta es una de las pocas revelaciones no triviales que han surgido de la investigación de los archivos comunistas, recientemente hechos públicos. Los cargos no están probados, pero es claro que merecen un examen más detallado y ya no pueden descartarse como propaganda comunista, (como había hecho yo mismo, de hecho).

El artículo del Times sí cita investigaciones de los expertos, pero omite estudiosamente lo que saben que es el estudio más reciente y más importante, el único que usa los archivos chinos recientemente publicados así como los más recientemente desclasificados archivos estadounidenses. Sería necesaria una notable incompetencia para haber investigado este tema y haber sido "incapaz de descubrir" el estudio más importante y más reciente, por no hablar de su carácter innovador, todo ello impropio para ser mencionado por razones que no son difíciles de adivinar.

La historia verdadera, que conocen perfectamente los que la están presentando, continúa por esa línea. Un informe honesto no sólo hubiera destacado todo eso en vez de contar otra historia desde el principio y hacer insinuaciones desorientadoras de vez en cuando. También habría sacado las conclusiones obvias sobre los temas actuales, por ejemplo, la diatriba de los EE.UU. sobre los peligros de las "armas de destrucción masiva", una categoría que no existe según la política oficial de los EE.UU. desde la posguerra, quizá aún operativa, y los horrores de las armas biológicas y bacteriológicas y su uso potencial por parte de terroristas y estados agresores. Estaría en las primeras páginas y sería digno de discusión, incluyendo sus orígenes en la unidad 731, la toma de control por parte de los EE.UU. y su desarrollo de todo esto (incluyendo la posible experimentación práctica), y la forma en que se ha manipulado esta historia y se sigue manipulando.

Y seguirá siendo manipulada. Es probable que algún día el Times imprima un largo artículo sobre todo esto, cuando ya haya tenido tiempo de enmarcar la historia de una forma apropiada. Enmarcada por negativas oficiales, disculpas irrelevantes pero útiles sobre la guerra fría, mucha discusión de los errores (inevitables) que aparecen en el estudio erudito que habrá revelado lo que se ha suprimido durante largo tiempo, etc. (sin duda que los hay, pero será una sorpresa si son una mínima parte de lo que mostrarán las revelaciones sobre lo que se considera historia altamente respetable cuando sirve a los intereses doctrinales). También habrá indicios desperdigados que el lector atento puede encontrar y que le puedan llevar hacia la verdad, con considerable esfuerzo.

La verdad no es sólo horrible sino altamente pertinente y oportuna. Esta es la forma en que se presentaría la historia en una prensa libre, si existiera. Con esfuerzo considerable, uno puede encontrar indicios en la prensa existente que le lleven hacia la imagen verdadera. Pero se requiere esfuerzo y una cierta familiaridad con el funcionamiento típico de estas cosas.

Podría añadir que el Boston Globe, una revista dirigida (en parte) a los líderes más importantes de la "Atenas de América", tiene un editorial sobre el tema, denunciando los crímenes "tan despreciables que no se debería aplicar a ellos jamás un estatuto de limitación, ni se debería permitir que ningún velo de perdón los escondiera de futuras generaciones". Incluso las pocas insinuaciones que había en el artículo del Times han sido expurgadas del editorial, que denuncia a Tokyo porque "incluso ha rechazado dar a los EE.UU. los nombres de los veteranos japoneses que pertenecieron a una unidad de guerra biológica". ¿Cómo se atreven a obstruir nuestra dedicación a revelar toda la verdad sobre los Mengele japoneses? (y cómo fueron recibidos por aquellos a los que nos han enseñado a venerar).

Este es tan sólo un ejemplo. Podría haber escogido una docena de ejemplos más del mismo periódico del mismo día. Durante un tiempo escribí artículos regularmente sobre estas cosas para una revista ya extinta llamada Lies of Our Times [Mentiras de Nuestros Tiempos], supongo que no se llamaba "Lies of the Times"[Mentiras del Times] por miedo a pleitos por difamación. Muchas de ellas están recogidas en un libro llamado "Cartas desde Lexington" (Common Courage Press), publicado con ese título porque fueron escritas informalmente, como cartas. Hay análisis publicados mucho más detallados. Creo que podrían dar algunas pistas sobre "defensa propia" intelectual pero, en el fondo, es lo mismo que la física o el béisbol. Si quieres aprender algo, requiere trabajo. Y las probabilidades de éxito, o de éxito útil, aumentan considerablemente con el esfuerzo e intercambio en equipo.


* Tomado de: Znet en español

* Origen: ZNet Commentaries, 3-8-1999. Traducido por Alfred Sola y revisado por Germán Leyens, marzo de 2001.